Se han presentado las corridas de Vellosino, Montalvo y Puerto de San Lorenzo y la novillada de José Cruz
El desenjaule o desencajonamiento de parte de las reses que se van a lidiar en la Feria ha sido siempre el primer festejo con el cual se abría la cortina que daba paso a espectáculos mayores en la plaza de toros de La Glorieta. Y se caracterizó siempre por ser festejo muy popular y bien acogido, sobre todo, por las gentes de la provincia, y también por los barrios de la ciudad, dándose un día de descanso.
Por ello, la plaza generalmente era (hoy mucho menos) un hervidero de gentes que venían a presenciar dicho evento con el fin de elegir entre las corridas que saltaban a la arena las de mejores hechuras, las que se mostraban más codiciosas, más igualadas, en definitiva, era una muestra del sugestivo empaque o trapío de las reses para aquellos que pasarían por taquilla.
Siempre hubo cierta tensión al salir los toros de los camiones, en veloz carrera, arremetiendo contra los cabestros, burladeros y barreras, incluso contra algún hermano de camada, y esto en más de una ocasión producía algún quebranto para la empresa, pues se malograba algún toro, incluso muriendo en la plaza del bestial topetazo, pero aquel frenesí, agitador y emocionante, que mantenía en la plaza en un grado alto de excitación ha desaparecido.
Hoy, y tras esos 125 años que contempla esta Glorieta, hemos visto que algunas de las cosas siguen ocurriendo tan igual como entonces, siguen desencajonando los toros, se sortean abonos y la cartera sorteada alberga euros, pero lamentablemente, la plaza no se llena y el resto de emociones se han ido diluyendo con el paso del tiempo. Pero el desenjaule sigue, en su apertura de Feria, aderezado desde hace años atrás con tres novilleros de la Escuela, uniendo este año el ingrediente de competencia: 'Destino la Glorieta'.
Con un horario distinto al que estábamos habituado, las 21 horas, se han presentado las corridas de Vellosino, una corrida fea de hechuras, cómoda de cabeza, de equilibrada romana, que fue a los corrales con división de opiniones por parte de los asistentes, que en un cuarto de plaza se dio cita para presenciar el evento; fueron desencajonados los toros de Montalvo, algo más cuajada pero sin exceso, con buena presencia. De esta pasamos a la novillada de José Cruz, bien rematada y con buena romana, cómoda de cara con la etiqueta de saber lo que darán de sí los de Cabezal Viejo; finalmente la corrida del Puerto San Lorenzo, que también se aludió, muy en el tipo Atanasio, pero sin pasarse.
Hemos de decir que de las desencajonadas no hubo nada sobresaliente, poco cuajo, caras cómodas para unos toreros de elevado caché, que no han disgustado especialmente a los parroquianos. Pero en esto ya saben. Lo mejor y lo peor, es la tarde del festejo.
Fotografías: Miguel Hernández Corral