GALINDO Y PERAHUY | El grupo de Teatro 'Lazarillo de Tormes' representó su montaje 'Teresa, la jardinera de la luz' en el marco del conjunto de actuaciones que la Diputación de Salamanca está patrocinando para conmemorar el Año Jubilar Teresiano
Hay algunos nombres de lugar cuyo significado y origen desconocemos, pero que dan cumplida cuenta de las gentes que allí se establecieron y de las que probablemente proceden sus actuales habitantes. Galindo es un topónimo escaso en la geografía española y curiosamente en la provincia de salamanca hay algunas localidades que comparten su raíz, cuyo significado viene del antiguo germano, y que es "lanza". Hombres de lanza llegaron a estas tierras aledañas a la capital salmantina, repobladores soldado que enseguida tuvieron que adecuarse al terreno, al paisaje, a los frutos de la tierra.
Esta es la localidad a la que llega Teresa, la jardinera de la luz, que sin parar durante los días estivales cumple con disciplina castrense el apretado calendario con el que el grupo de teatro 'Lazarillo de Tormes', responsable de su puesta en escena, se ha comprometido a cumplir con nuestra Diputación. A la vista de los resultados precedentes, nuestra institución provincial ha elegido este montaje como uno de los eventos culturales apropiados para este Año Jubilar Teresiano, y sin duda la elección ha sido oportunísima, pues los éxitos para este grupo y su obra no cesan.
La historia narrada en la escena en la que 'Lazarillo de Tormes' convierte los altares de las iglesias, corre a cargo de un grupo de monjas carmelitas que frente a un dominico, defienden a ultranza, como valerosos soldados en una batalla, la figura de su maestra Teresa, a la que deben la mayor de las victorias: la libertad de elegir el camino de sus vidas. Los uniformes son hábitos de estameña; las armas utilizadas son las palabras que su madre les enseñara a hilvanar de forma tan valiente y magistral, y muchas de las de ella misma recogidas en sus poemas cartas o enseñanzas. El mapa por el que se mueven sus conquistas está lleno de las fundaciones de los nuevos conventos que la Reforma iniciada requería. Ante tanto despliegue, la Inquisición sospecha de estar ante un adversario desleal y traidor. Lo curioso es que la ideología es la misma: la creencia en un mismo Dios. Lo paradójico, es la actitud ante las batallas mundanas. Para Teresa y sus monjas todo se hace en función del servicio y amor que conduce a la libertad. Para la muy santa y elevada Iglesia Católica, prima la prepotencia del poder y dominio que en el mundo es pasajero y ficticio. La luz de la verdad frente a la de la hoguera.
Una trama rápida, dentro de un guión inteligente y cercano, en una puesta en escena elegante y sobria, donde las tocas de las hermanas cubren y guardan la mejor de las herramientas que Teresa les cediera, el buen sentido común. Éste mismo parece haber inspirado la forma natural y sencilla en que estos actores están siendo capaces de dar un giro nuevo y verosímil a una santa que por encima de todo ahora queda ante nuestros ojos como la mujer de una pieza que fue.
Los habitantes de Galindo y Perahuy que tanto celebran a santo Tomás, patrón de su pueblo, disiparon por completo cualquier tipo de duda ante lo que les pareció como así manifestaron un evento cultural completo desde todos sus prismas, como completa aparece en él la apreciación de esta mujer que desde el XVI nos sigue hablando en la misma clave de lucidez y convicción, y que para aquella su época era digna de hoguera. Esta hoguera es celebrada desde la vertiente luminosa durante las fiestas que Galindo y Perahuy dedica a su otra patrona, santa Lucía. Porque la ceguera de espíritu y entendimiento desaparece si el fuego sirve para crear. El mismo fuego que sintió Teresa de Jesús por Un Dios al que dedicó su vida, y que con la fuerza con la que se mueve cualquier amor, cambió el mundo que la rodeaba.
Rescatados del fuego que destruye, la parroquia de esta localidad del Campo de Salamanca, conserva en su iglesia del XIX, y sobre su piedra desnuda, su Cristo y el Sagrario que dan sentido a la vida narrada en Teresa, la jardinera de la luz. El cuadro que emula al de la Purísima de Salamanca se convirtió en el mejor de los espectadores, y por allí se deslizaron las pisadas de una Teresa, que nos hablaron de vestigios de muchos años, como los que los galindeses conservan en su Museo de la Labranza en honor al trabajo con el que otros muchos han arado la tierra en la que ahora vivimos. Aledaña al recinto una magnífica pila bautismal románica hace un guiño de vida a lo que dentro sucede.