Reproducir canciones, una tras otra, y montar una fiesta alrededor de la música es algo que, quien más quien menos, ha experimentado. Solo se necesita tener un sistema de audio y una lista de canciones que se bailan solas. Otra cosa es triunfar como DJ.
Todo esto de los pinchadiscos empezó cuando Francis Grasso, allá por 1969, inventó el beatmatching con un par de giradiscos. A raíz de ahí y con la mejora de la tecnología de audio y la llegada de algunas herramientas como el Sync se ha logrado innovar en la forma de reproducir y mezclar las canciones en la pista de baile, tanto que hoy en día, la profesión de DJ es bastante demandada por los más jóvenes.
Antes de Francis Grasso los DJ ponían un tema tras otro sin mezclar ambos, por lo que al terminar una pista había que recobrar de nuevo el ritmo de la siguiente canción. Este DJ fue pionero en usar cascos para escuchar la premezcla que iba a lanzar a la pista de baile. De este modo el beat de cada canción se podía adecuar y superponer, en algunos casos, para comenzar una nueva mezcla con las canciones ajustadas para que empastasen bien. Esta mezcla buscaba contar algo nuevo que no existía en ninguna de las canciones por si solas y así otorgar continuidad a la música creando, además, la atmosfera de la sala. Casi nada.
Aquello que inventó Francis Grasso, el beatmatch, es soltar la canción por medio del control de play y poder adelantar o atrasar la pista para acomodarla a la que suena en el otro giradiscos. Este es el movimiento que vemos hacer a los DJ sobre los jog wheels de los CD players y que poco tienen que ver con el scratch usado en hip-hop.
Las tecnologías digitales nos han traído mecanismos para ajustar el pitch, con lo que modificamos la velocidad de una de las pistas para acomodarla a la otra, pero no es tan simple como parece y para ello, los DJ, han de pasar muchas horas aprendiendo a manejar sus mesas y así conseguir las mejores mezclas en vivo. Solo así lograrán el éxito por sí mismos.
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