Vecinos y amigos de Juzbado se han sumado al intercambio cultural organizado junto a la Asociación Accem y con familias de países como Siria, Guinea, Venezuela, El Salvador, Albania, Ucrania o Turquia
Más de una treintena de personas procedentes de varios países, y acogidas a través de la Asociación Accem, han participado en la jornada de convivencia multicultural celebrada en Juzbado este fin de semana. Un intercambio cultural realizado en el municipio con familias y personas de países como Siria, Congo, Guinea, Venezuela, El Salvador, Albania, Ucrania o Turquía. En el encuentro multicultural han participado también los vecinos y amigos de Juzbado que han acompañado a los visitantes a lo largo de toda la jornada.
La jornada de convivencia multicultural comenzó con una recepción en el salón de actos del Ayuntamiento, con Mariano Domínguez, teniente de alcalde, como encargado de dar la bienvenida a todos los participantes y presentar el plan del día. A continuación, los visitantes junto a los vecinos se desplazaron hasta el gran mural Libro Abierto de Joaquín Vila y Pablo Herrero, situado en el complejo deportivo de Los Berrocales, dónde conocieron de cerca los entresijos de esta inmensa obra de arte mural de más de 600 m2.
La visita a las piscinas municipales, junto al mural, es el anticipo de una segunda jornada de intercambio cultural prevista durante los meses de verano. El nutrido grupo descendió a la ribera tormesina para conocer los huertos municipales y celebrar un encuentro futbolístico internacional en el campo de fútbol municipal. Tras el emocionante encuentro en el que grandes y pequeños disfrutaron del césped natural que estos días está en condiciones inmejorables, Jesús González Bautista presentó los prolijos espacios hortofrutícolas juzbadinos y explicó cómo se llevan a cabo las labores en esta época del año. De este encuentro derivó una posible colaboración en torno a los huertos para el mes de septiembre.
La comida se celebró en el salón de actos y allí se degustaron platos elaborados por los propios participantes y los vecinos de Juzbado. Un momento especial en que se sucedieron conversaciones de mucho interés en torno a una mesa llena de exóticos platos y que, sin duda, enriquecieron y deleitaron a todos los asistentes.
Juzbado quiere demostrar con esta convivencia que un mundo rural vivo es aquel que demuestra compromiso no solo por los retos endógenos, sino también por aquellos desafíos de escala internacional. Una encrucijada rural, según Mariano Domínguez, solidaria y cercana a aquellas personas y familias que, por diversas razones, han tenido que abandonar sus países de origen.