Lectura del poeta y editor Beppe Costa
En Mantua, y dentro del Festival internacional de Poesía Virgilio, estoy convocado para leer mis versos junto a Beppe Costa y a otros destacados poetas italianos. Aquí les hago conocer cuatro poemas suyos, traducidos al castellano por la poeta y profesora italiana Stefania Di Leo, hispanista vinculada con los Encuentros de Poetas Iberoamericanos de Salamanca. Ella es directora del Círculo Literario napolitano, entidad convocante del Premio Internacional Francisco de Aldana de Poesía en Lengua Castellana, de cuyo jurado forma parte el poeta, traductor y editor Beppe Costa (Catania, 1941). Sus libros publicados son, entre otros: Una poltrona cómoda (1970); Un po' d'amore (1975); Metamorfosi di un concetto astratto in due tempi con accompagnamento di ottavino (1982); Canto d'amore (1986); Fatto d'amore (1987); Impaginato per affetto (1989); Il male felice (1992); Due o tre cose che so di lei (1995); Poesie per chi non sa fare altro (2002); Anche ora che la luna (2010); Rosso, poesie d'amore e di rivolta (2012); La terra (non è) il cielo! (2014). A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos premios, entre los que están: Premio Ragusa (1984); Premio Alfonso Gatto (1990); Premio Ciudad de Ascoli (1992); Premio Internacional de Poesía "Il Delfino d'Argento" (1992) o el Premio Internacional Ciudad de Ostia (2012).
Antonino Caponnetto, Fernando Arrabal y Beppe Costa
Las pinturas son obra del artista y escritor
Enrico Ratti (Mantua, 1952)
Rosse de Maggio
ROJO
Del rojo abundante en las carreteras que mueren
del rojo de corazones que no ven el sol
del rojo de soles que no ven corazones
de corazones en la masacre.
Roja la sangre de los incendios,
rojos los juegos de la sangre de la vida
que nace
de rojo, rojo de la madre que muere.
Rojo ennegrecido por las minas y por los sudores
rojo del vino que venció la vida
roja la etapa de noche y balanceo
rojo del amor a veces por su lado
roja la puesta de sol de color
rojo el intercambio de mis días
la vida diaria que me lleva de nuevo a ti,
la luz roja de pinturas originales
llama roja de la chimenea que calienta
la solidaridad de la Cruz Roja cuando
de rojo quema, pero trae calor
rojo de una flor para recortar el fracaso
roja la lava de las entrañas
roja la tierra que se lava
rojo el resplandor de no ver
rojas las túnicas de la modestia cuando se desviste
rojos los labios que abren los labios
herida roja en el abdomen
para que mi vida comience.
AMPARO así me había parecido ver el mar iba hacia él sin zapatos no recordando que no sabía nadar tal vez hubiese podido caminar encima alguien antes que yo lo había hecho tengo que confiar en una historia antigua de un barco no hay que fiarse yo ya sabía que la ola me hubiese por amor llevado sin dudar estaba casi seguro que caminando sobre el agua no encontraría valles o rifles y ninguna frontera me hubiese detenido
LA POESÍA
La poesía no es tan elegante
no tiene espacios luminosos
ni amplias respiraciones
está inmersa en el dolor
inmenso de una humanidad
constantemente herida.
La poesía no tiene cómplices
no hay masas que la animan
ni intenciones amorosas
encerradas en otros corazones
a menudo devastados y decepcionados
con sus cuerpos agotados.
La poesía busca seguidores y amantes
de una palabra olvidada
a menudo muda y sorda
escrita con la sangre derramada,
y con unas palabras inciertas
a menudo invisibles.
TENDRÍA GANAS DE TIERRA
Tendría ganas de tierra,
del olor de hojas y de hormigas,
de la hierba,
quisiera sentarme y mirar mi cuerpo
cubierto de insectos.
Tendría ganas de mar,
de dejarme inundar por el agua,
de ir hacia abajo, hacia el fondo,
de descubrir y de apagar la luz poco a poco
y de morir como un pez fuera del agua.
Tendría ganas de cielo
pasar entre las nubes
que por fin sin miedo empezarían a picotear
volviendo atrás sin corazón.
Tendría ganas de sentir latir el corazón
ampliarse hasta reventar.
Tendría ganas de pensar en mis años todos juntos
ser desafiado y empezar de nuevo.
Tendría ganas de beber mucho vino
enloquecer, emborracharme, sin más ojos para contar.
Tendría ganas de correr al infinito
y verme llegar antes que yo.
Tendría ganas de cortarme bien el pulso,
beber mi sangre y volver otra vez niño.
Y de lo que tendría muchas ganas
es de ti.
Stefania Di Leo
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