Carme Riera abre los encuentros de esta nueva edición de la Feria, privilegio académico vestido de rojo y de negro, heroína de la página de la ficción y del rigor de la investigadora universitaria
Esta nuestra Plaza Mayor de Mayo se cubre de libros, se alfombra de letras y se ilumina de páginas por obra y gracia de la Red de Bibliotecas Municipales que salen a la calle de fiesta, acompañada de librerías, instituciones, editoriales, bandas de música y gente mucha gente. Gente que vive, ve y lee la Feria como un ejercicio de cultura y alegría y la pasea y disfruta desde la mañana soleada hasta la noche de concierto íntimo. Un día de libro con cartel de mujer lectora con raíces de la ilustradora Leticia Reifernández.
Todo en esta Feria está mimado hasta el último detalle: Encuentros con autores consagrados, presentaciones de libros, firmas, exposiciones, talleres con los colegios, títeres y teatro de calle, conciertos? una fiesta que pone a prueba la capacidad de trabajo de un equipo que, durante casi diez días vive a la intemperie, cuidando de que todo funcione y ya son 38 ediciones, 35 de las cuales han estado de la mano de Francisco Alonso de Bringas, siempre presente, acompañado por un equipo que conjura todos los imprevistos. Y es la presencia de Paco la que recibe, a pie de caseta, a la autora que abre los encuentros, privilegio académico vestido de rojo y de negro, heroína de la página de la ficción y del rigor de la investigadora universitaria: Carme Riera. Esta Feria con cartel de mujer tiene una apertura de lujo.
Charo Alonso: Miembro de la Real Academia de la Lengua, escritora, profesora universitaria de Literatura, investigadora, promotora cultural ¿Cómo se ve desde esta perspectiva el futuro de la lectura?
Carme Riera: Mal, basta observar un poco. Yo utilizo muchísimo el transporte público y veo que la gente ya no va leyendo un libro, están con sus móviles, poniendo mensajes, viendo un vídeo. No todo el mundo tiene un libro electrónico, no se ven. Creo que estamos asistiendo al fin de la Galaxia Gutemberg.
Ch. A.: ¿Cuál será entonces el futuro de la lectura?
C.R.: La cultura será un espacio que va a interesar a muy pocos. Un lugar minoritario como lo era en el siglo XVII y XVIII. Recuerda que en el XIX se produjo la Revolución y la gente quería ser culta, llegar a ese nivel, conseguir, a través de la cultura, ser más libres y ser más felices. Hay otro tema importante con respecto a la cultura, antes actuaba como un signo de identificación de las naciones, ahora no. Antes un país se enorgullecía de sus autores. Italia tenía a Dante, Inglaterra a Shakespeare, nosotros a Cervantes? ahora el orgullo nacional es el fútbol.
Ch.A.: Sin embargo vienes a Salamanca a su Feria del Libro, Isabel lleva desde hace 15 años un Club de Lectura?
C.R.: A mí más que firmar o dar charlas lo que me gusta es acudir a los Clubs de Lectura porque estoy deseando establecer un diálogo, yo aprendo mucho en esos encuentros porque siento que diseccionan el libro desde el corazón.
Ch.A.: En tus últimas novelas, Carme, hay una presencia enorme del sentido del humor, muy fino, muy inteligente, pero humor.
C.R.: Es que con la edad el sentido del humor es lo único que te salva. Yo ya estoy en ese punto en el que decía García Hortelano que había que levantarse a las seis de la mañana para empezar a enfrentarse al espejo.
Ch.A.: Novela poética, novela memorialística, novela negra, novela histórica, un hermoso libro sobre Nanas, revisiones de cuentos infantiles, trabajo de investigación? ¿Qué le queda por escribir a Carme Riera? ¿Poesía?
C.R.: Ya he escrito poesía para un libro muy hermoso de la artista Marga Ximénez. Yo me aburro de hacer siempre lo mismo, lo interesante es buscar otras cosas. Cuando escribí mi novela sobre los judíos de Mallorca me dijeron "Qué bien, una novela histórica, muy bien" y eso me empujó a escribir una novela negra. Me queda lo que estoy empezando ahora.
Ch.A.: ¿Y qué es?
C.R.: No lo voy a decir porque acabo de empezar. Yo lo que quiero es haber servido de algo, que lo que yo escribo le haya cambiado por un momento la vida a la gente. Lo que más me ha emocionado no son los premios, sino que un señor, por la calle, me miró, me cogió las manos y me dijo "Gracias", "Gracias porque usted nos ha hecho justicia". Era un descendiente de aquellos chuetas, los judíos de Mallorca. Me emociona solo contarlo.
Ch.A.: Tu primera obra, un magnífico juego de géneros que hablaba de un amor entre mujeres puedo decirte que ayudó a alguna de mis amigas a definirse, y Tiempo de espera ha sido el libro de cabecera de muchas de nosotras durante los embarazos. Creo que lo he regalado al menos cinco veces, Carme.
C.R.: Eso que me cuentas te compensa de las horas y horas batallando con las palabras, muchas gracias.
Ch.A.: Académica, profesora, escritora, diriges la Asociación Cedro, tantas cosas? admirable trabajadora.
C.R.: No sé, soy hiperactiva. Rosa Sender, la compañera de Ana María Moix escribió, como psicóloga que es, un libro sobre la adicción al trabajo y me pidió que lo presentara. No sé si es bueno dormir tan poco y trabajar tanto. Lo que sé es que tengo una voluntad de hierro y esa obsesión por el trabajo. Y la constancia, siempre la constancia. He trabajado mucho, primero por necesidad, y ahora por la necesidad de estar ocupada y conjurar el paso del tiempo.
Tiene Carme Riera una belleza y una elegancia que llenan el escenario. Una suave voz con la que agradece las palabras del escritor y dramaturgo Ángel González Quesada quien nos recuerda que la autora mallorquina ocupa el sillón N minúscula de la Academia. La N de Nanas, estas canciones maternales que estudió Carme Riera como tantas cosas, como a Goytisolo, como a los autores de la Escuela de Barcelona, expresión que ella acuñó, como a su amigo, Jaime Gil de Biedma. Es Carme Riera, para González Quesada, "Un animal literario" y como poeta que es, le dedica una hermosa definición "Dueña de una tenaz lealtad y una leal tenacidad hacia la escritura".
Rigor exquisito de una autora consciente de su público, un público de sol, de tarde de sábado que espera de la autora la presentación de su última novela, Vengaré tu muerte, una novela negra con ese compromiso con la realidad que identifica la reciente prosa de la autora: En todas mis obras los personajes son o provienen de Mallorca, pero en esta la protagonista es una inmigrante gallega porque creo que desde el Pijoaparte de Juan Marsé, salvando las mujeres de Najat El Hachmi, la literatura catalana no atiende a esa realidad del emigrante que sí forma parte de la sociedad. Y para colmo, es hija de un guardia civil. Un guiño comprometido para una autora que utiliza con maestría todos los registros y que quisiera, como el antiguo escriba Poder escribir con palabras que nunca hubiera usado nadie antes.
Dueña de un discurso que alterna la anécdota con el pensamiento elevado, Carme Riera, quien compara a los autores con los locos porque ambos vivimos dos vidas y nos creemos otros, relata como alguno de sus personajes se le imponen y puntúa sus palabras con citas de sus amigos escritores, siempre generosa con lo aportado por el otro: Dice Antonio Marina en La inteligencia creadora, que es un libro que me gusta mucho, que cuando un escritor está escribiendo es como si fuera a la vendimia. Todo le sirve, por eso dicen en mi casa "No se lo contéis, que lo escribirá". Quizás ustedes salgan algún día en uno de mis escritos.
Escritos que, para la autora mallorquina nacen de una imagen potente, influjo de ese cine y de esa literatura que marcó tanto a su generación: José María Merino tiene al lado de su cama un cuadernito donde apunta sus sueños, para Rosa Montero, la historia forma parte de una constelación de ideas que aparecen y para Marsé una historia empieza con aquellos cuentos que se contaban de niños, los aventis, o, como decía Gil de Biedma, con esa imagen fuerte de niños que hemos tenido cromos. Yo creo que así empezamos las historias, y las seguimos, quizás las mujeres de mi generación, Puértolas, Montero, Montserrat Roig, tantas? esperando que la literatura sea lo que era para nosotras, un espejo en el que mirarnos y aprender lo que somos.
Un espejo que nos devuelve la imagen, bellísima, de una narradora deslumbrante. Rojos y negros que envuelven este eco suave, con reminiscencias marinas, de Carme Riera. Las olas de su palabra rompen en los soportales llenos de gente de una tarde de sol, quizás recordando su Mallorca luminosa. Constancia del mar, palabra que es espuma.
Charo Alonso.