Por fe. Porque miles de salmantinos compartimos hoy la misma creencia que compartían aquellos paisanos de otro tiempo, cuando afirmaban, con la tolerancia parcial de la jerarquía eclesiástica y con la ratificación de la autoridad municipal mediante un voto solemne el 6 de mayo de 1618 (ante su patrona, que es la nuestra), que María había sido preservada de toda mancha de pecado desde su concepción. Hoy afirmar eso, como afirmar que Dios existe, que es verdadero Hombre en Jesucristo, que actúa su Espíritu, que vive en su Iglesia, es igualmente tolerado con reticencias en muchos casos y perseguido en no pocos ámbitos y lugares de nuestro mundo. Atender el "id y anunciad" del Resucitado pasa por no ocultar la fe, y esta particular reafirmación ante Santa María de la Vega de su condición inmaculada quiere hacerse en el contexto de la Pascua, que nos envía a proponer la fe con alegría y los brazos abiertos.
Por amor. Porque el amor a María conduce a seguir a su Hijo. Él, no Ella, es el señalado: "Haced lo que Él os diga" (Juan 2,5). Amor que se plasma en tantos momentos gloriosos de la vida espiritual que han terminado por legar algunas estampas sin las que Salamanca no sería la misma: la iglesia conventual de las Agustinas con la Purísima de Ribera, la cofradía de la Vera Cruz con su Inmaculada de Gregorio Fernández, la Universidad que se postra en su claustro de doctores ante la Tota Pulchra, la Catedral que acoge en su magnificencia el sencillo y agraviado lienzo de la calle Nevería? Sin amor a María habría palidecido el brillo de estas obras, afianzadas en su belleza por el reflejo en la vida de los que las han contemplado y en los que podemos seguir disfrutándolas.
Por esperanza. Porque la oración sigue siendo la fuerza que mueve el mundo aunque a menudo nos parezca tan quieto, tan cruel, tan sordo. Oración hecha Corona en once templos de la ciudad ante diecisiete imágenes diferentes de una Reina concebida sin pecado original, en sus múltiples rostros y advocaciones. Oración hecha camino en un diálogo con voz de mujer, de mujeres que saben que María camina con ellas y de eso dan testimonio. Oración en rosario procesional junto a la patrona de Salamanca y su Tierra, cuando la noche se ilumine con velas y plegarias. Y oración que se sublima sobre el Altar en el domingo, el día de estar todos reunidos en torno a la misma mesa, junto a la Madre de la Iglesia. Porque así, unidos en oración, como en el Pentecostés, sabemos que está viva la esperanza.
En la imagen, cartel de los actos del IVº centenario del Voto Inmaculista de Salamanca. Pintura de Jesús López Martín: "El triunfo de Salamanca".
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