Sostiene Ernesto que nuestras aguas medicinales y balnearios, como tantas otras cosas, tampoco hemos sabido promocionarlos y venderlos. Varios de estos balnearios ya estuvieron en funcionamiento con los romanos hace casi dos mil años, como el de Ledesma, junto al río Tormes, que siguió ofreciendo sus aguas durante la ocupación musulmana, la Edad Media y siglos posteriores. Se conserva la documentación que recoge como fueron mandados ampliar por el Consejo de Castilla en el siglo XVII para dar servicio a más demandantes. En la Ilustración se alzaron voces apuntando que tomar baños en este balneario favorecía, incluso, la fecundidad. Hace doscientos años se anunciaban en la prensa como "Aguas termo-sulfúrico-ácido-carbónico-alcalinas de Ledesma". Sus propiedades benefactoras para la salud son de sobra conocidas, lo que llevó en su día a que la mutualidad de los mineros asturianos se interesase por él y pasara a regentarlo. De la época romana también es el balneario de Retortillo, a orillas del río Yeltes, con su manantial artesiano de aguas sulfuradas-sódicas que brotan a unos 50ºC y contribuyen a aliviar enfermedades reumáticas. De la Ilustración, en pleno siglo XVIII, tenemos las primeras noticias del uso y aprovechamiento de los medicinales baños de Somosancho, en Alaraz, donde se conserva el edificio de los baños, con aguas de la fuente del Regajal, cálidas en invierno y frescas en verano, y su característico olor a huevos podridos. Resultaba eficaz, según decían, contra dolores de cabeza, catalepsia, epilepsia, hidropesía, vahídos, cólicos, afecciones de la piel, males del estómago, esterilidad y piedras del riñón. También buscando deshacer cálculos renales tenemos las aguas de Babilafuente, muy ponderadas por el doctor Torres Villarroel, aunque en este caso no se utilizan para baños, sino simplemente para beberlas. Otras aguas importantes en la provincia por sus propiedades salutíferas, y que hemos relegado al desván del olvido, son las sulfurosas frías de Casillas de Flores, Martiago, Puerto Seguro o Fuenteguinaldo, que se calentaban en una caldera para poder utilizarse. Las de Calzadilla del Campo eran sulfuro-sódicas y manaban en la fuente del Estómago. Cerca de Ciudad Rodrigo están los baños de San Giraldo y las Caldillas de San Miguel, de tipo sulfuro-cálcico.
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