Ángel Martín Carballo regresa a la Semana Santa en una procesión que enlazó el día y la noche

La jornada del Domingo de Ramos se completó en Ciudad Rodrigo con la procesión de la Oración del Huerto, en la cual se enlazaron el día y la noche, producto del cambio horario acaecido en la madrugada del sábado al domingo, en el cual hubo que adelantar los relojes una hora.

En lo que se refiere a la parte diurna de la procesión, se pudo disfrutar de plena luz, ya que el cielo estuvo despejado tras una jornada en la que lució prácticamente en todo momento el sol, pero sin llegar a remontar las temperaturas. Al menos a la hora de la procesión nocturna, el viento que sopló en otras franjas del día no fue tan molesto.

Eso hizo que hubiera una relativa buena asistencia de público a la procesión (aunque claramente inferior al caluroso Domingo de Ramos del año pasado), contando con especial seguimiento la salida de la Iglesia de Cerralbo, y el primer paso por la Plaza Mayor. A partir de ahí, y como manda 'la tradición', las calles se vaciaron casi por completo, siendo más desangelado el segundo paso por el ágora de la procesión, que contó con una baja cifra de cofrades.

La comitiva procesional fue abierta por la Banda de la Cofradía de la Santa Cruz, que hacía su debut en esta Semana Santa, más tardío que en años anteriores al no tomar parte en la procesión de La Borriquilla. Tras algunas banderas, marchaba el histórico paso de Jesús en el Huerto de los Olivos, que iba en carroza.

Unos metros más atrás procesionó a hombros el Jesús Cautivo incorporado hace tres Semanas Santas, con el cual se volvió a repetir en la Plaza Mayor el ritual del prendimiento. Como el año pasado, para ese momento se contó con romanos de la Cofradía de Jesús Nazareno, doblando su número (de 2 a 4). Tras simbolizar el prendimiento, los romanos pasaron a escoltar la imagen ?que casi se va al suelo al cogerla de nuevo a hombros- el resto de la procesión.

Después de esa imagen fue el capellán de la Cofradía, Ángel Martín Carballo, para el cual esta procesión suponía su regreso a la Semana Santa tras estar ausente el año pasado al estarse recuperando de un grave problema de salud (hay que recordar que también es capellán de la Cofradía del Silencio). Al paso por el ágora, Ángel Martín Carballo subió a hacer una reflexión a la balconada de la Casa Consistorial, donde hasta este momento había estado comentando el desfile el Vicario General de la Diócesis, Tomás Muñoz Porras.

La procesión abandonó la Plaza por la Rúa del Sol, tomando posteriormente la calle Gigantes, Campo del Pozo, Plazuela Cristóbal de Castillejo, Colegios, Velayos, y Sánchez Arjona para cruzar de nuevo la Plaza Mayor y coger la calle Julián Sánchez en dirección a la Iglesia de Cerralbo. En la parte final de la comitiva desfilaron representantes del resto de Cofradías de la Semana Santa Mirobrigense, y de la Cofradía de la Oración del Huerto de Salamanca, con quién está hermanada la Cofradía mirobrigense.