EL SAHÚGO | El grupo Lazarillo de Tormes ofreció el montaje 'Teresa, la jardinera de la luz' en el marco de la conmemoración del Año Jubilar Teresiano
Nueva actuación para 'Lazarillo de Tormes' de las muchas que harán de la mano de la Diputación de Salamanca por los numerosos pueblos de la provincia, que todavía no han tenido ocasión de ver su obra "Teresa, la jardinera de la luz". Llevar este trabajo a todos los rincones de nuestra tierra charra ha sido uno de los propósitos de esta Institución, junto a otros tantos eventos, para dar a conocer la figura de Teresa de Jesús a lo largo de su Año Jubilar. El Sahúgo la recibió con expectación y enorme ilusión en la tarde de este pasado sábado 24 de febrero y de nuevo la estela de esta particular obra dejó su ya indeleble señal en el recorrido que muchos siguen con suma atención.
En muchas ocasiones la presencia de algo o alguien es tan significativa, que aunque desaparezca de ese entorno o tiempo queda para siempre presente en aspectos esenciales de la vida. El nombre es una de las señas de identidad más representativas para dar luz propia a la existencia. Seguramente los que hacen mención a los lugares, topónimos, encierran en ellos toda la Historia y características que los configuraron y que más adelante sólo son un vestigio de su pasado, pero que mucho dicen de él. Esto sucede con El Sahúgo, pueblo salmantino de la comarca de Ciudad Rodrigo, cuya memoria pasada está en el corazón de sus habitantes, y cuyo nombre nos habla de la presencia de este tipo de árboles, saúcos, especie propia de zonas húmedas de montaña, cuya denominación proviene de un término latino. Un nombre puede dar información pretérita no sólo a historiadores, sino también a geógrafos, antropólogos, lingüistas, botánicos, o cualquier estudioso interesado en nuestras huellas pasadas. La memoria de los habitantes, que reciben de sus mayores, hace el resto. Y en El Sahúgo, tan alejado de caminos principales, apenas hace medio siglo que llegó la luz.
De tiempo, energía y claridad se nos habla en "Teresa, la jardinera de la luz". Unas simples monjas con sus sencillos hábitos se enfrentan en escena a un inquisidor que pone en tela de juicio la integridad moral y religiosa de su maestra. Pero como los postes de la luz que en El Sahúgo hubo que instalar hace apenas medio siglo para que ésta llegara como si de magia se tratara, las hermanas de Teresa, inamovibles también, con firmeza y seguridad transmiten esa luz, dándonos a conocer con valentía y calor la vida de la carmelita. La fuerza de las palabras de Teresa redondean un guión que sin duda nos acerca a una historia que ha transcendido a su propia realidad o incluso leyenda y que al igual que el nuevo vocabulario que la localidad salmantina tuvo que aprender con la llegada de la luz, nos ofrecen otra dimensión de su protagonista.
En el altar de san Pedro Apóstol, parroquia de El Sahúgo, bellos cuadros escénicos envolvieron una declamación primorosamente cuidada y una enérgica interpretación arrullada por la música del XVI, procedente de una réplica del órgano de un maestro coetáneo, el músico ciego Salinas. Y de nuevo el teatro llegó a otra localidad tan apartada que hasta la luz le había sido negada hasta hace bien poco, y que ha sabido valorar con sus calurosos aplausos el esfuerzo, la entereza y resistencia que sólo algunos seres humanos preservan para la Historia a pesar de su humildad no exenta de gran belleza.
www.lajardineradelaluz.com