Ocho de las sustancias no están autorizadas y el herbicida isoproturón -prohibido- es el de mayor frecuencia y concentración
Un informe de Ecologistas en Acción revela que en las aguas de la Cuenca del Duero se han detectado 12 de los 34 plaguicidas y productos tóxicos analizados en 2016. En el caso de 10 son o se sospecha que son disruptores endocrinos y no está autorizado el uso de ocho sustancias detectadas. El herbicida prohibido isoproturón es la sustancia detectada en mayor frecuencia y concentración.
Los plaguicidas detectados en mayor frecuencia en 2012 fueron lindano, isoproturón, terbutilazina y simazina y en 2016 isoproturón, terbutilazina, simazina y clorpirifós. De los herbicidas detectados (isoproturón, terbutilazina, simazina) sólo está permitido el uso de uno de ellos, terbutilazina.
El informe pone de manifiesto que, en el ámbito nacional, se detectaron 47 plaguicidas en los ríos analizados y que 34 de estas sustancias (70 %) ya están prohibidas debido a su elevada toxicidad. "Más alarmante es la presencia de mezclas de múltiples plaguicidas en los ríos: se detectaron 34 plaguicidas en el río Júcar y 21 en el río Ebro, cuencas con una importante agricultura intensiva. Las cuencas donde se detectó un menor número son Cantabria y Galicia Costa, cuencas en las que la actividad agraria es extensiva y de menor peso que los pastos y la actividad forestal". La mayoría de los plaguicidas detectados fueron insecticidas (48 %) y herbicidas (44 %) y en menor medida fungicidas (8 %).
Ecologistas reclama aplicar cuanto antes la prohibición de utilizar sustancias activas con capacidad de alterar el sistema endocrino. El retraso de la Comisión Europea en desarrollar criterios para identificar efectivamente todas las sustancias EDC y aplicar la prohibición a escala europea "no impide al gobierno español adoptar medidas en España. Por ejemplo, como ya ha hecho Alemania, podría prohibir el uso de clorpirifós, el insecticida detectado con mayor frecuencia tanto en los ríos, como en los alimentos en España".
Asimismo, considera que España debe marcarse un objetivo de reducción del uso de al menos un 50% de los plaguicidas en 10 años, mediante la formación e información de los agricultores y de la ciudadanía y el impulso de la agricultura ecológica. En paralelo, como primer paso se debería prohibir el uso de plaguicidas en zonas publicas (parques, escuelas, campos de golf ) y jardines privados.