El Ministerio de Agricultura pone en marcha una campaña para ahorrar agua y realizar un consumo responsable tras finalizar el octavo año más seco desde 1981
'Internet no se acaba, el agua sí'. Es una de las frases que utiliza el Ministerio de Agricultura en la nueva campaña encaminada a concienciar a la sociedad del uso y consumo responsable del agua. Más teniendo en cuenta que el último año hidrológico -entre el 1 de octubre 2016 y el 30 de septiembre de 2017-, ha sido según AEMET el octavo más seco desde 1981. En el año hidrológico en curso, las precipitaciones acumuladas desde el 1 de octubre hasta el 31 de diciembre fueron un 43% inferiores a los valores normales de este periodo. En lo que se refiere a años naturales (enero-diciembre), el 2017 se ha cerrado como el segundo más seco desde 1965 y algunas zonas de España afrontan el quinto año consecutivo de sequía.
'El agua nos da la vida. Cuidémosla'
La campaña publicitaria apela a la responsabilidad de la ciudadanía para ahorrar agua, respetando al máximo este recurso y colaborando con pequeños gestos en sus hábitos cotidianos y pretende despertar la conciencia de que ahorrar agua es tarea de todos. Por ejemplo, cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o mientras nos enjabonamos en la ducha, es un ahorro para cada usuario y para el conjunto de nuestros embalses. Poner la lavadora siempre llena puede hacernos ahorrar más de 3.000 litros al mes. Un grifo que pierda agua puede hacer que, al día, derrochemos hasta 30 litros. Tener en cuenta estas cifras puede hacernos más eficientes en el consumo de un bien escaso; y, por ello, la campaña busca recordar que el agua nos da la vida y debemos cuidarla. Algo que es posible con sencillos cambios de hábitos.
Ante la situación de sequía, el Ministerio de Agricultura ha realizado diferentes actuaciones para paliar sus efectos. La planificación realizada durante los últimos años ha permitido evitar restricciones y afecciones a la población. Los Planes de Sequía, aprobados en 2007, y que están en proceso de revisión, establecen protocolos, basados en la anticipación, para guiar las actuaciones de la Administración en la gestión de estas situaciones. Se trata de minimizar el impacto ambiental, económico y social de fenómenos de sequía, dando respuesta a los mismos con transparencia y planificación.