La configuración psicológica y afectiva del ser humano responde a la suma de un número incalculable de acontecimientos históricos, inserta en el arco que va de las circunstancias de su nacimiento hasta las de su realidad presente. Las civilizaciones contribuyen a esta formación, con base en sus usos y costumbres. La cultura, en el sentido más amplio del término, moldea a la persona, así como la persona dota de nuevos suministros a ese dilatado universo.
Los modos de celebrar festividades varían a lo largo y ancho del mundo. En España no se celebra el Día de Muertos como en México, así como creo que tampoco se celebra como en China, pues en este país se vive un planto profundo en relación con los antepasados. Este modo de recordarlos se encuentra en las antípodas del modo mexicano (no obstante, sí pueden entenderlo, con el natural asombro y deslumbramiento). Tenemos ante nosotros civilizaciones lejanas, con prácticas sociales diferentes, pero también cercanas, entre las que surge el entendimiento y la comunión.
Hacia finales del año pasado 2017 comencé a ver en el muro de WeChat fotografías de años atrás de mis contactos: cuando estaban en la universidad, cuando habían ido a la montaña en el año 1966, cuando visitaron Noruega en 1988, etc. Yo seleccioné tres fotografías mías de otro tiempo, cuando leí Opus Nigrum, de Marguerite Yourcenar, y Las olas, de Virginia Woolf. En una de ellas, una selfie en la terraza de un hotel del Puerto de Veracruz, sostenía el libro señalando el punto de lectura con el dedo índice entre las páginas, mientras al fondo las olas del mar reventaban en el muro de piedras de la playa. En otra foto señalaba la etiqueta del precio con descuento del libro. Pero la natural intriga del porqué de las fotografías de mis contactos y amigos me hizo detenerme. Debía haber una razón detrás de esa no coincidencia colectiva... ¡Todas las personas tenían 18 años en las imágenes! Era la manera de celebrar el 2018.
El procedimiento retórico de varias prácticas culturales de Oriente consiste en un solapamiento de diferentes planos de la realidad. Si la ocasión festiva apunta al hecho cronológico de la bienvenida del Año Nuevo 2018, el suceso se desplaza al territorio personal de la mujer y el hombre con las fotografías apuntadas. Algo parecido a lo indicado en la columna del 11 de noviembre, En una gota de rocío, en relación con la «estética visual y fónica de palabras y cifras [que] articula significados». Todo lo descrito evoca en el autor la idea de vasos comunicantes ubicados en distintos planos de la realidad, sincrónicos y diacrónicos, que crean vínculos y un entramado semántico sin divisiones a lo largo del tiempo y el espacio.
Signo del Caballo
Astrología china
Wikipedia
En el 2002, cuando yo tenía 18 años, en China regía el signo del Caballo.
2018.01.06
Suzhou, China
Juan Ángel Torres Rechy
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