"Dios se hizo el Hijo del Hombre para que todos los hombres llegásemos a ser hijos de Dios" (Edith Stein).
La Navidad, entre otras cosas, es luz porque Jesucristo es la Luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo (Jn 1,9). Y porque fue Él quien nos dijo que todos los que creemos en su Palabra "somos luz para el mundo", una luz que no podemos ni debemos ocultar. Puede que este sea el sentido más hondo de por qué en Navidad las ciudades y pueblos se visten de luz y alegría y en las familias, en estos días, se encienden más velas y bombillas y en cada corazón renace la luz, la paz, el amor, la esperanza.
Iluminar es alumbrar y brillar de manera que los que están cerca de nosotros puedan entender, comprender y ver más allá de las apariencias de las cosas. Iluminar como misión, es ser suficientemente honestos como para hacer bien lo que depende de nosotros. Es no esconder las buenas obras que podemos hacer cada día. Iluminar es comprometerse con la Verdad de Jesús, con sus enseñanzas y sus palabras. Iluminar es empeñarse en ser siempre la mejor versión de uno mismo. Es dejarse alumbrar por la Luz del Evangelio que no es otra que Jesús, su vida y sus Palabras. Es compartir la fe, la esperanza y el amor con todos, dándonos cuenta de lo que hacemos y de que eso que hacemos es lo mejor que podemos hacer. Es así, a través de nuestras buenas obras, como los demás podrán ser iluminados, y como en nosotros brillará la luz como la aurora.
En este sentido justamente de luz y alegría, resuenan las palabras del Papa Francisco que en estos días nos recordaba: "Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma? Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad. ? El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti. Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad".
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