La bodega de Aldeadávila de la Ribera se ha posicionado en sus 24 años de existencia como el estandarte de los vinos de la DO Arribes en la vertiente salmantina
Fundada en 1993 con 135 socios, la cooperativa Arribes del Duero ha marcado en este tiempo el camino de los vinos de la DO Arribes. Ubicada en la localidad de Corporario (Aldeadávila de la Ribera), su trayectoria en el mundo del vino se ha visto reconocida con varios galardones, pero lo que es más importante, por el público que ha palpado en sus caldos el esfuerzo de los viticultores de Las Arribes por mantener una identidad propia. La apuesta en este camino tiene como argumentos sus varietales autóctonas, Juan García y Bruñal, que en contacto con la pizarra y las horas de sol apropiadas hacen que sus vinos desprendan aromas primarios y de gran fuerza, caldos equilibrados en boca y con unas propiedades organolépticas que "invitan a repetir", como señala el presidente de esta entidad, Emilio Gallego.
A lo largo de estos 24 años, la cooperativa Arribes del Duero ha contribuido como ninguna otra al mantenimiento de los viñedos en Arribes, situándose a la cabeza de la producción en esta región vitivinícola con una media anual de 400.000 kilos de uva. Como señala Gallego, en estos momentos la cooperativa mantiene el número de socios, aunque "somos 65 viticultores los que actualmente metemos uvas en la bodega". Un dato destacado y al que se suma una circunstancia mucho más favorable para el futuro de la viticultura en Arribes, y es que "en estos momentos se planta más que se arranca", señala Gallego, quien añade ?además? que "luchamos por nuestras variedades autóctonas como la Juan García y la Bruñal. Lo ideal es que al agricultor le resulte rentable trabajar el viñedo".
Y en esa tarea por defender lo genuino de estas tierras de bancales acariciadas por el Duero más generoso, tras llegar tan lejos como Inglaterra, Irlanda o la República Checa, la cooperativa Arribes del Duero pretende que sus caldos sean reconocidos en casa, así que se sumerge ahora en el intento de potenciar el consumo en el ámbito nacional, autonómico y provincial bajo el lema 'Disfruta de lo nuestro', para lo que argumentos le sobran.
Varios de sus vinos figuran por encima de los 90 puntos en la famosa Guía Peñín, concretamente Vendimia Seleccionada y El Secreto del Vettón de 2011 con 93 puntos, y el Reserva de Juan García con 92 puntos. A esto se suman otros reconocimientos como el Manojo de Oro a su blanco joven de Malvasía Arribes de Vettonia, un vino que siempre ha estado en la final de estos premios. El último galardón ha sido el Arribe de Oro de la Asociación VinDuero-VinDouro para el rosado joven Arribes de Vettonia.
El Secreto del Vettón es el 'buque insignia' de esta bodega, elaborado íntegramente con Bruñal y fermentado en barrica, de lo cual surge lo que se conoce como vino de autor, con unas peculiaridades y matices únicos. Menos sofisticado pero quizá con un mayor equilibrio en calidad-precio es el Vendimia Seleccionada, también de Bruñal aunque con fermentación convencional en acero inoxidable. Entre uno y otro les separan 22 euros en el precio, 15 el segundo, lo cual lo colocan como un vino accesible, lejos de los 37 euros de El Secreto del Vettón.
Pero sin duda la estrella de la bodega de Arribes del Duero es su crianza de Juan García, vino equilibrado y con unas propiedades organolépticas extraordinarias para maridar con carnes rojas, especialmente, o caza.