25 de noviembre: Mujer, este día es para ti

Autora: Laura Mohacho Garrido

Activista por los Derechos Humanos

Entre algunas de las manifestaciones de la violencia que se ejerce contra las mujeres identificamos algunas que nos son familiares, como la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, violencia de género o agresiones sexuales como la violación. Según la OMS, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual en el mundo. El maltrato, según estas cifras, es infligido principalmente por parte de sus compañeros sentimentales. Según la ONU Mujeres, en la UE "del 45% al 55% de las mujeres han sufrido acoso sexual desde los 15 años". Además, "el 98% de los 4,5 millones de personas víctimas de explotación sexual forzada son mujeres y niñas". Y una última cifra escalofriante, 133 millones de niñas y mujeres que viven en la actualidad han sido mutiladas genitalmente en los 29 países de África y Oriente Medio.

Hace unos días hemos podido leer titulares como "La revolución en Miss Perú 2018 que está dando la vuelta al mundo", "Miss Perú: "Una menor muere cada 10 minutos víctima de explotación sexual" y otros titulares que defienden y aplauden este acontecimiento como un paso al frente a favor del feminismo y en la lucha contra la violencia contra las mujeres. Siento desmontaros el mito, queridas mises y público, pero nada más lejos de la realidad: esto no supone en ninguno de los casos un cambio en la sociedad que de la noche a la mañana se levanta concienciada. NO, es un lavado de imagen. Una imagen sucia que no hay que lavarla, sino cambiarla.

¿Os habéis preguntado si tiene algún tipo de relación este tipo de concursos con la violencia contra las mujeres, o la esclavitud sexual de las mismas? Pues la tiene, y mucha. Es una hipocresía con mayúsculas el hecho de que sigan existiendo concursos en los que se fomente la competición entre las féminas para ser la más apta en cuanto a quién es la más bella, o quien posee las mejores medidas, ¿según que cánones? Es una hipocresía pensar que dando cifras de feminicidios en un concurso que literalmente su único y exclusivo objeto es cosificar a la mujer por la más "bella" puede batir records en seguidores del feminismo. Es hipócrita y absurdo.

Lo importante es dar ejemplo. Ejemplo es tachar a estos concursos de machistas, de denigrantes, ya que son responsables de que muchas mujeres y niñas caigan en el error de creer que valdrán únicamente por su físico; ojo, un físico impuesto por un criterio masculino. Concursos como estos son los que promueven la cosificación de la mujer convirtiéndola en propiedad del hombre, como si de un llavero se tratase, de manera que podrá hacer con ella lo que quiera, incluso asesinarla. Y no, desfilando en bikini no es la manera de luchar contra esto y de dar ejemplo.

Sin duda, hay que destacar un post en el que Barbijaputa expone la relación que existe entre estos certámenes con la violencia que se ejerce sobre nosotras. Algunos ejemplos serían: "Soy Miss Tarapoto, y las niñas y mujeres no mueren, cada una de ellas tuvo a un hombre que las mató. Hombres a los que se les educa para creerse por encima, mientras a nosotras nos miden las caderas para validarnos". "Soy Miss Cuzco, y salir en bañador para que unos señores juzguen si soy o no bella es machismo, y el machismo nos mata". También existen otros certámenes como "Miss Tanguita" en Colombia donde niñas compiten desfilando en bikini. Sin duda, algo intachable y por supuesto no es un acto cultural, como defienden algunos padres de las menores.

La violencia sexual sobre la mujer también se ejerce en otros ámbitos conocidos, que encubren dicha violencia, como el mundo del cine, en el que famosos productores o directores de Hollywood como Harvey Weinstein o Kevin Spacey han sido denunciados por actrices como Angelina Jolie o Gwyneth Paltrow por acoso o abuso sexual.

También debería avergonzarnos el escándalo del parlamento británico que saca a la luz los trapos sucios de numerosos diputados (algunos miembros del gobierno de May) acusados de acoso sexual y trato denigrantes a mujeres. Entre algunos ejemplos encontramos: el diputado que le pide un masaje a la secretaria, o que le toca un muslo a una periodista, o que hace comentarios sexistas sobre los pechos de su becaria? ¿Esta es la clase política que dará ejemplo a sus ciudadanos?

En España, un caso bastante mediático de violencia sexual es la presunta violación grupal denunciada en los Sanfermines del pasado año, en el que presuntamente 5 amigos violaron a una chica y la obligaron a realizar prácticas sexuales denigrantes prevaleciéndose de su superioridad física, grabándola como muestra de sometimiento de la mujer hacia ellos para un aplauso y aprobación por parte del entorno de los presuntos violadores: "La manada". Seguimos pendientes de lo que dicte la autoridad judicial en un juicio que comenzó el pasado 12 de noviembre.

En el plano normativo, aunque la LO 1/2004 de Medidas de protección integral contra la violencia de género ha sido un instrumento esperado para la lucha contra la violencia psíquica y física que sufren las mujeres (siempre que exista vínculo conyugal o análoga relación de afectividad aún sin convivencia), muchas de esas medidas quedan en papel mojado por los recortes justificados por la crisis económica.

Algo está fallando: 44 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año y tan sólo el 20% de ellas había denunciado. ¿Por qué tienen tanto miedo de denunciar? ¿Por qué el Estado no protegió a Jessica Bravo antes de que su pareja, el cual constaba ya con denuncias por amenazas y existía una orden de alejamiento, le disparara a bocajarro delante de su hijo en la puerta del colegio? ¿Por qué el Estado y los poderes públicos no protegen a las mujeres que denuncian estas agresiones? ¿Por qué se les llena la boca a la clase política con aprobar normas en defensa de la igualdad, si recortan en presupuesto y por ende, en instrumentos que harían efectiva dicha igualdad?