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El otoño en Salamanca sabe a castañas asadas
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PUESTO DE ASADINA EN LA PLAZA DEL CORRILLO

El otoño en Salamanca sabe a castañas asadas

Actualizado 14/11/2017

Un producto de la tierra versátil, que aúna sabor, tradición y el oficio de castañero que con la llegada del frío regresa al paisaje urbano de Salamanca

El otoño es temporada de castañas, el fruto comestible del castaño y del que Salamanca llegó a ser una de las provincias más productoras de España. Un producto versátil, no solo porque se puede comer cruda, asada, cocida..., sino por la tradición que encierra, desde la fiesta de la castaña al oficio de castañero.

El otoño también es temporada de comprar castañas asadas en uno de los puestos que forman parte del paisaje urbano, como el puesto de la Plaza del Corrillo en el que cada tarde podemos encontrar a Felipe Pérez, conocedor de todo lo que encierra la castaña y que además se ha convertido en protagonista de una de las actividades culturales y lúdicas que, a través de Asadina, en los últimos años han llevado a colegios, asociaciones, residencias, municipios... Las castañas, de las sierras de Francia y de Béjar como zonas productoras de la provincia, también han inspirado un disco de canciones populares.

Tal y como explica Felipe Pérez, no solo hay que poner en valor este producto de la tierra, sino "recuperar la tradición" y "revalorizar el oficio de castañero". "Hay diferentes variedades de castañas", y además "no siempre la más grande es la mejor", cuenta Felipe. El puesto de la Plaza del Corrillo no está elegido al azar, "antigüamente en la iglesia de San Martín había un puesto de castañas".

Asociación de Castañeros de Salamanca

Para conservar y promoción este producto tradicional del otoño, así como preservar el oficio del castañero, nació la Asociación de Castañeros de Salamanca, y que este año cuenta con cuatro puntos de venta en la ciudad, y que se suman a los que sortea el Ayuntamiento cada temporada. Revalorizar la castaña pasa, como señala Felipe Martín, por impulsar su promoción y, en especial, por apostar por la calidad del producto y por su imagen, y por eso han venido demandando la instalación de puestos de venta de castañas en la ciudad mejor acondicionados.

Detenerse de camino en uno de los puestos y degustar un puñado de castañas recién asadas es una buena forma de combatir el frío. Un puñado de castañas que encierra toda una historia, como descubrimos en el puesto de Felipe Pérez que abre sus puertas cada tarde.

FOTOS: Alberto Martín

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