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Amor y Filología
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MERCEDES MARCOS Y ANTONIO SÁNCHEZ

Amor y Filología

Actualizado 14/11/2017
Charo Alonso

"(...) Sólida y dueña de la palabra, es Mercedes Marcos el eco que perdura. A su lado, siempre a su lado, los ojos infinitos, la pasión desbordada de los versos de Zamarreño..."

Antonio, el poeta polaco Adam Zagajewski ha dicho recogiendo el Premio Princesa de Asturias, que la política está de moda, que la moda está de moda, pero que la poesía no está de moda?

Antonio S. Z.: Yo creo que no está de moda, cierto, pero si alguna vez la poesía ha estado de moda es ahora, y más gracias a la pantalla, nunca se ha difundido tan bien y tanto la poesía.

Ch. A.: ¡No para de haber encuentros de poetas, recitales de poesía!

M. M.: Sí, se presta más el género a lo de los encuentros, los recitales? y en Salamanca además no podemos olvidar el papel de las cofradías que buscan a los poetas para que cada imagen, cada paso, tenga su poema, su acto poético. Y a esto le unimos los encuentros de poetas Iberoamericanos? Es un género que se presta al acto y al encuentro, y, por otro lado, lo que dice Antonio es cierto, las redes sociales están llenas de poemas.

Ch. A.: Antonio, profesor de Literatura en la Universidad de Salamanca, ¿se enseña mejor la poesía siendo poeta?

Antonio S. Z.: Yo no diría eso, pero creo que sí. Se entra de otra forma. Mis alumnos siempre decían que les gustaba el entusiasmo con el que yo hablaba de la poesía. Se trata, después de todo, de introducir a la poesía sea de la manera que sea. Y claro, yo lo hacía, el acercarme a la poesía, con mucho respeto, casi como en una liturgia? Mira, creo que hay un defecto fundamental al enseñar poesía, y es no leer el poema en clase, pero hay que leer el poema como se debe, leer con calma, leer con pausas, como hay que leer? ese acercamiento directo al poema me ha dado muy buen resultado.

Ch. A.: Hay muchos poetas que leen magníficamente sus textos, pero otros son un desastre.

Antonio S. Z.: El profesor debe leer la poesía con la hondura, con la lentitud, con la emoción que merece. La poesía se debe leer en voz alta para que se oiga la música del verso.

M. M.: Lo que dice Charo es verdad, hay poetas que leen muy mal sus textos. Pere Gimferrer es un ejemplo ¡Y eso que le oí leer poemas bellísimos!

Antonio S. Z.: Hay que acercarse a todo texto como si fuera un texto sagrado, leerlo con reverencia. Saberlo, disfrutarlo.

Ch. A.: Poeta profesor, poetas profesores, como los del 27. ¿Qué le debes a la poesía, Antonio?

Antonio S. Z.: Le debo mucho, a la poesía le debo hasta la vida. Sabes bien que durante un tiempo estuve en coma y que cuando salí, la rehabilitación fue muy dura. Pues esa rehabilitación fue la poesía? me daban el primer verso de un poema y yo tenía que continuarlo, ejercitando la memoria. Nunca me iba a dormir sin acabar un poema entero y eso me sirvió para adquirir la conciencia perdida en el coma? por ejemplo? empezaba con aquello de Una tarde parda y fría? el poema de Machado y me forzaba a continuarlo. Me vino muy bien para recuperar la memoria.

Amor y Filología   | Imagen 1Ch.A.: Tras una experiencia tan fuerte cambia la memoria. ¿Cambian los sentimientos, Antonio?

Antonio S. Z.: ¿Los sentimientos? Podemos olvidar cosas, o la memoria no es lo que era? sin embargo los sentimientos son idénticos a los que tenía antes de la enfermedad, incluso mejores. Más fuertes. Nos sentimos muy queridos en ese momento, nos sentimos muy apoyados. Volviendo a la poesía, la poesía me ayudó a recuperar la memoria, de ahí que me salvara.

La facultad de Filología de Salamanca enmudeció un día de invierno. Nos faltaba la sonrisa plena de ternura, el ingenio travieso, la sabiduría humilde de un hombre de infinita grandeza. Nos faltaba el maestro. Nos faltaba el poeta. Nos faltaba la otra mitad de la profesora Marcos, esa mujer llena de serenidad, llena de gracia que hacía fácil la lingüística de la cercanía. Les miramos a los dos, ambos riman el amor, aman los versos. Ambos son pura filología, poesía sobria de acento castellano, hondura cristiana, líneas trazadas con la geometría de la besana. Ambos, juntos en el despacho lleno de libros, en los pasillos letrados de Anaya, en la página compartida. Ambos, amor y filología.

M. M.: Yo no me sé ningún poema de memoria, ni siquiera los míos, pero Antonio tenía en la cabeza toda la poesía contemporánea. Yo le decía que, si hubiera un cataclismo, él hubiera podido escribir una antología completa de la poesía contemporánea. Se la sabe toda. La suya, la mía, la de todos.

Antonio S. Z.: ¡Anda que no me vino bien recitar las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique!

Ch. A.: Ambos profesores, ambos poetas. ¿No ha existido celos entre vosotros por esa cuestión de ser los dos poetas?

M. M.: No, no, claro que no. Yo siempre he tenido muy claro que el poeta era él.

Antonio S.Z.: ¡No! Yo siempre he tenido claro que la poeta era ella.

Ambos poetas. Se miran, se sonríen. Profunda ternura. Versos en las mismas revistas 'Álamo', 'Papeles del martes'? versos en las mismas antologías, incluso un título tan hermoso como con el que festejaron sus treinta años de matrimonio 'Tus poemas más míos'. Qué alegría tan grande, como decía Salinas, vivir en los pronombres, en el plural lleno de gracia de Mercedes Marcos y Antonio Sánchez Zamarreño.

Carmen Borrego: ¿Cuándo os conocisteis, poetas?

Antonio S. Z.: Desde primero de carrera, yo acababa de salir del Seminario, venía de un pueblo de la raya de Portugal. Cuando la conocí no sabíamos ligar, lo que sí sabíamos era hacer versos, yo escribía un verso y ella otro. No sé si aquello sería muy erótico, pero siempre había un guiño.

M. M.: Yo estudiaba francés, pero me fui a románicas detrás de Antonio.

Ch. A.: Antonio enseña literatura, Mercedes, pero tú fuiste mi primera profesora de lingüística. ¡Aunque tu tesis doctoral fuera acerca de la poesía de Panero!

M. M.: Debes saber que aunque diera clases de lingüística yo nunca he estado lejos de la literatura. La lengua y la literatura no se pueden separar y mi gran maestro, Eugenio de Bustos, nos hizo aprender la historia de la lengua a través de la literatura.

Ch. A.: Hubo una época gloriosa en la Facultad de Filología, maestros como Bustos, Llorente Maldonado, García de la Concha? y los jóvenes, vosotros, Pedro Cátedra?

M. M.: Sí, y una época en la que se cambió el planteamiento. Bustos, por ejemplo, dejó escrito poco, a nosotros se nos obligó a la investigación que ya se suponía y pertenecemos a una generación que hemos dejado escritas muchas cosas.

Ch. A.: Antonio, así, a bote pronto, un poeta contemporáneo?

Antonio S. Z.: Muchos. Todos. Pablo García Baena, llevo siguiéndolo desde que era un estudiante.

Ch. A.: ¿Mercedes?

M. M.: Muchos. Eloy Sánchez Rosillo, un poeta murciano. Es un autor muy profundo, con uno de esos ritmos que te atrapan. Juan Antonio González Iglesias, Ángeles Pérez López.

Ch. A.: ¡No conozco a Sánchez Rosillo! Lo voy a buscar en internet.

Antonio S. Z.: Para que veas lo de la modernidad, la poesía está de moda. Oye, Charo, yo siempre pienso en las tres Charos: Charo Ruano, Charo Carril y Charo Alonso.

Amor y Filología   | Imagen 2Ch. A.: ¡Ya quisiera ser yo como ellas! Mercedes, Antonio, ¿siempre estáis los dos de acuerdo?

Antonio S. Z.: No. Nosotros buscamos la dialéctica.

M. M.: No. A veces estamos en desacuerdo, y mucho. Él es el imaginativo, y yo voy mucho más a ras de tierra.

Ch. A.: Los dos profesores, docentes muy, muy queridos. ¿Echáis de menos las clases?

M. M.: Nunca he tenido problemas con las clases y sí, las extraño, pero quizás lo que más echo de menos es la investigación, aunque la hago a otro ritmo. El contacto con los compañeros, la rutina, los alumnos? sí se extraña. La burocracia, no.

Ch.A.: Entrevistamos al profesor y escritor Luis García Jambrina y nos contó que tus aportaciones acerca de los personajes femeninos fueron indispensables para escribir sus novelas, que le ayudaste mucho.

M. M.: Él no necesita mucha ayuda, lo hace espléndidamente. Le ayudé porque la época de sus novelas coincide con la época histórica que yo estudiaba. Una época en la que las mujeres no podían publicar, tenían que estar calladitas y sin embargo escribían. Pertenezco a un proyecto que estudia esos textos, fundamentalmente de mujeres religiosas, y claro, coincidía la época con sus novelas.

Ch. A. ¿Y qué haces tú, Antonio?

Antonio S. Z.: Veo pasar la vida. Y leo mucho. Ella investiga, yo leo.

Mercedes Marcos: En realidad yo investigo cuando él hace otras cosas, sino, le acompaño.

Ch. A.: Habéis sido simbióticos hasta en la investigación. Mercedes estudió a Leopoldo María Panero, el padre, y Antonio a su íntimo amigo, Luis Rosales. Sois dos poetas investigando, enseñando a otros poetas?

Antonio S. Z.: Es verdad que sabemos cosas. Mercedes, sabemos muchas cosas de poesía ¿No es cierto?? pero si hay algo de lo que yo quiero sentirme orgulloso es de haber transmitido algo más allá de los conocimientos.

M. M.: Hasta en un sentido práctico, cuando tuvimos que vaciar el despacho, los libros que se quedaron a nuestro lado fueron los libros de poesía.

Ch. A.: Antonio, Mercedes? ¿Se olvida algún día lo hermoso que es el palacio de Anaya, ahí donde habéis trabajado?

Antonio S. Z.: No, no se olvida. Pero ahora les toca a otros disfrutarlo.

Mercedes Marcos: No, no se olvida. Recuerdo al profesor Llorente, después de jubilarse, venir a visitarnos al despacho. Recorrer el edificio?. No se olvida, pero ahora es tiempo de otras cosas.

Vuela a su alrededor un aura de palomas, las que pueblan sus versos, versos con un aire de Colinas y una religiosidad honda y sincera. Sólida y dueña de la palabra, es Mercedes Marcos el eco que perdura. A su lado, siempre a su lado, los ojos infinitos, la pasión desbordada de los versos de Zamarreño. El autor de Fragmentos del romano, el profesor de las frases inolvidables "Quien lleva dentro un verso, sin duda tendrá siempre en su vida un fuego con el que calentarse", el goliardo jocundo de las cantigas filológicas, el que sabe, no solo de poesía, sino de vida duramente aprendida. Y es su palabra tan sabia como lo era, curtida ahora de la experiencia del dolor, el sentimiento desnudo como lo estaba en sus versos Si pudiera ser dos al mismo tiempo/ sería el que te ama doblemente. Caminan a la par, rimando ambos la vida del día a día. Y a su paso las páginas alzan el vuelo, lecciones de poemas, poemas aprendidos, memoria de continente y contenido. Poetas.

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