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Carlos Fortea: “Digamos que no hay puertas a la esperanza, pero sí ventanas”
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profesor y escritor

Carlos Fortea: “Digamos que no hay puertas a la esperanza, pero sí ventanas”

Actualizado 08/11/2017
Charo Ruano

El que fuera Decano de Documentación de la Usal, presenta su segunda novela para adultos ?este jueves a las 19.30 horas? en Letras Corsarias

Tiene algo Carlos Fortea de alumno aplicado y concienzudo que va a las mil maravillas con esa labor de traducción, que ejerce sin desmayo y a la que deberíamos hacerle un homenaje. (Qué decir de esa biografía de Kafka para El Acantilado? y tantos otros descubrimientos). Pero al mismo tiempo es un hombre curioso y observador que vive en la época que le toca, y no se pierde ni una coma de lo que pasa, lo vemos con claridad en su última novela, oscura, pero mucho más que una novela negra? El mal y el tiempo, un maravilloso título que encaja a la perfección con el texto, aunque discrepemos, entrevistado y entrevistadora en un par de cosas, él es más optimista?

Dos años desde su primera novela para adultos Los jugadores, que tuvo un considerable reconocimiento, ha seguido con lo juvenil y con las traducciones, cuántas horas tienen sus días.

(Risas). Yo no tengo la sensación de ser tan productivo. En cualquier caso, creo que es una mezcla de organización y de vicio. Por una parte, sigo férreamente un sistema de trabajo que aplico a rajatabla: escribo todos los días, a cualquier hora, en cualquier sitio, como si fuera una obligación. Por otra, escribir es lo que más me gusta en el mundo, y eso me permite disfrutar cada vez que levanto la tapa del ordenador. Es un poderoso incentivo?

No sé si le costó mucho elegir título para su libro, pero pocos tienen un título tan ajustado como este, El mal y el tiempo.

Me alegro de que se lo parezca. Sí, me costó. En general, los títulos me cuestan. Siempre querría ponerlos al principio y termino poniéndolos al final, y en ese momento me dejo llevar por sensaciones. En este caso, la sensación predominante fue la del avance del mal con el paso del tiempo. Creo, en efecto, que el título dice mucho del contenido del libro.

Las cicatrices y las heridas y los rencores que el tiempo va dejando, vamos como si el tiempo pudiera con todo, como si no respetara nada.

No? No creo en la inevitabilidad de las cosas. En este libro se habla de corrupción moral, de cómo hay personas que se corrompen y personas que no. Es posible hacer frente al mal, de múltiples maneras, incluso con la mera resistencia pasiva. El que se pudre lo hace por propia iniciativa y luego busca excusas en los demás, en el colectivo de los podridos. O en el paso del tiempo. Y no es así.

"(...) los sueños perviven mientras hay gente dispuesta a soñarlos..."

Tiene algo de ajuste de cuentas con una época, con un sueño, 1991-2012 y muchas preguntas ¿Qué fue de nuestras ideas, de nuestros sueños, de nuestra integridad? ¿Qué fue de aquellas amistades indestructibles y del amor??

El sueño empezó antes, fue el sueño que arrancó de la transición, y también tuvo mucho de realidad. Dimos un salto hacia delante, crecimos y cambiamos, y nos atrevimos a soñar que habíamos dejado para siempre atrás a Rinconete y Cortadillo, la España de los pícaros y de los necios. Incluso antes de que llegara la crisis económica, empezamos a ver que parte de aquel sueño estaba en venta, y había mucha gente sin escrúpulos dispuesta a comprar y a ser comprada. Cuando llegó la crisis, vimos que nuestras vidas estaban envueltas en billetes de banco, y al caer los billetes nos encontramos totalmente desnudos.

Pero insisto: los sueños perviven mientras hay gente dispuesta a soñarlos, la integridad resiste allá donde se encuentra una persona íntegra, la amistad y el amor sobreviven donde están los amigos y los amantes. De todo ello se habla en este libro.

Y todo bajo una trama policíaca que es el vehículo para contarlo, porque novela negra al uso no es, aunque tiene bastante de oscura.

Me gusta mucho esa definición. Esta es una novela que tiene una trama policiaca, una investigación, pero a la vez el lector investiga en un territorio que no es policiaco, que es el de su propia integridad. Quiero que la novela haga que los lectores se hagan preguntas, y comprendan que no es el policía el que les dará respuestas, que tendrán que hacerlo ellos mismos.

El descubrimiento de un cadáver que no es tan importante como podría parecer y tres tramas paralelas e intercaladas y en todas un poso de desilusión, de desánimo, de tristeza.

La novela se arma en torno al descubrimiento de un cadáver y la subsiguiente investigación, el pasado inmediato del fallecido y el pasado remoto del mismo, pero trata de más cosas. Trata de la amistad, de la posición de los seres humanos ante el mundo, del complejísimo juego del amor.

No estoy muy de acuerdo con ese poso al que se refiere? Digamos que no hay puertas a la esperanza, pero sí ventanas.

Carlos Fortea: “Digamos que no hay puertas a la esperanza, pero sí ventanas” | Imagen 1Cada personaje podría protagonizar una novela, el policía, los dos amigos o ex amigos muertos, la protagonista femenina por supuesto, da la impresión de que ha querido hacer como un boceto, sugerir, dar pistas, más que sentar cátedra.

Es que a mí no me gusta ser explícito. Una novela es algo que el escritor comparte con el lector, el autor deja huecos que el lector rellena. Creo que no hay nada más aburrido que un relato explícito en el que todos los cabos se atan, y por supuesto me aterra la idea de predicar. Por supuesto que transmito mis posturas, pero no doy sermones, mis textos son abiertos porque están dirigidos a lectores libres.

Y el arte como salvación, como tronco al que aferrarse, porque al final en su novela excepto la lealtad de la protagonista, no queda nada.

El arte es muy importante en esta novela, porque lo considero una manera más de indagar en el mundo. El arte en general, lo que también incluye la literatura, pero, en esta novela, sobre todo la pintura. La protagonista, Silvia Corsano, es pintora en los tiempos finales de la movida madrileña, y a través de sus cuadros observamos la evolución del mundo que la rodea. En sus pinturas, en todas las pinturas, hay un testimonio del ser humano.

Y ?vuelvo a estar en desacuerdo-, al final queda mucho. Queda la valentía de algunas personas, su resistencia a la podredumbre, la dignidad de algunos profesionales que hacen su trabajo contra viento y marea. Queda la parte indomeñable de este país que hace que siga mereciendo la pena.

Cuánto ha cambiado, si es que ha cambiado como novelista desde Los Jugadores.

El mal y el tiempo es una novela totalmente distinta de Los jugadores, pero no porque yo haya cambiado, sino porque cada historia reclama una forma distinta de contarla. En aquella ocasión se trataba de una historia coral, esta es una novela de personajes. En aquella ocasión el peso de los acontecimientos exteriores se imponía a la vida de las personas, en esta es muy importante la evolución de los personajes, y eso requería una forma distinta de armar la trama. Sí se mantiene el hilo conductor de la investigación policial, que me parece un formato excelente para armar una historia.

Y como compagina esa labor como traductor con la escritura, se influyen, se pelean, o conviven amistosamente.

Se pelean, se pelean? Trabajo mucho para lograr que mi estilo propio no se vea abrumado ?aunque sí influido- por el de los grandes autores que traduzco. Pero, por supuesto, la traducción ha sido mi gran escuela, la escuela de la exactitud, la escuela de la búsqueda, la escuela de la música interior de los textos. Yo no digo nunca que soy escritor y traductor, sino novelista y traductor, ambas cosas son géneros de la escritura. Llevo siendo escritor desde el primer libro que traduje.

Carlos Fortea: “Digamos que no hay puertas a la esperanza, pero sí ventanas” | Imagen 2Y después de las clases y de traducciones como esa monumental biografía de Kafka? ¿De dónde saca tiempo para sus tramas?

Las tramas están en el aire, pidiendo ser contadas. Y un escritor escribe sobre todo en su cabeza, mientras camina por las calles con los ojos y las orejas muy abiertos, mientras viaja en un tren, mientras hace cualquiera de las actividades que constituyen su vida cotidiana. Luego solo se trata de encontrar el tiempo para poner por escrito todo eso que está fermentando en la cabeza.

Proyectos a corto y medio plazo.

Muchos?, pero no para ser contados. Cuando una novela se verbaliza se vuelve banal, porque una novela no solo es argumento, sino forma. Mientras la novela solo es parte de mí puedo creer en ella, pero si la cuento pierde interés para mí, y me cuesta trabajo seguir escribiendo. Así que no lo haré.

CARLOS FORTEA nació en Madrid en 1963. Además de escritor, es profesor de las universidades de Salamanca y Complutense de Madrid y traductor literario con una labor de más de cien títulos, entre los que se cuentan obras de Thomas Bernhard, Günter Grass, Stefan Zweig, Alfred Döblin, E.T.A. Hoffmann y Eduard von Keyserling. Es autor de las novelas juveniles Impresión bajo sospecha (Anaya, 2009), El diablo en Madrid (Anaya, 2012), El comendador de las sombras (Edebé, 2013) y A tumba abierta (Loqueleo Santillana, 2016). Los jugadores (Nocturna, 2015), finalista del Premio Espartaco de la Semana Negra de Gijón, fue su primera novela para adultos, trayectoria que continúa en El mal y el tiempo (Nocturna, 2017).

Texto y fotos: Charo Ruano

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