Después de dos años sin jugar, ocho operaciones y una grave infección, el doble campeón de Europa se recupera en Salamanca desde julio y trabaja con el fisio charro de la selección, Juan Carlos Herranz
El diario Marca se hace eco en su edición de hoy del 'calvario' del que trata de salir y que le ha llevado, desde julio, a trasladarse a Salamanca, donde trabaja con el fisioterapeuta charro de la selección española, Juan Carlos Herranz. Su presencia en Salamanca se ha convertido en una constante. Es habitual verlo paseando y siendo reclamado para una foto por pequeños y mayores, montando en bici o trabajando en las instalaciones del Helmántico.
Y es que son ya más de dos años los que lleva apartado de su profesión. Ocho operaciones y una grave infección le han llevado al abismo del dique seco y, lo que es peor, han puesto en peligro su integridad física. De hecho, como él mismo confiesa en el reportaje del diario deportivo, que ha perdido ocho centímetros del Tendón de Aquiles. Pero no pierde ni la esperanza de volver tras las Navidades, ni la sonrisa que siempre le caracterizo, a pesar de que reconoce que es duro estar separado de su familia, que sigue en Londres donde sus hijos cursan sus estudios.