Con el respaldo de la categoría mundial de nuestra Universidad vinieron a Salamanca a contar sus experiencias taurinas personajes como Antonio Ordóñez o Rafael de Paula
Sí señor, la Universidad de Salamanca, tuvo su Peña Taurina por aquellos 90. Se llamaba así: Peña Taurina Tendido Universitario. Emilia Casas fue su cabeza visible durante aquellos años en los que un grupo bastante numerosos de estudiantes amantes de la fiesta de los toros organizaron actos de homenaje y reconocimiento a personalidades sobresalientes del espectáculo. Con el respaldo de la categoría mundial de nuestra Universidad vinieron a Salamanca a contar sus experiencias taurinas personajes como Antonio Ordóñez o Rafael de Paula, entre otros. Se hizo un cariñoso homenaje a Julio Robles y se organizaron numerosas tertulias donde se hablaba y opinaba con criterio sobre la fiesta de los toros. Yo la recuerdo con mucho cariño y aún hoy, cuando me encuentro con alguno de sus miembros (en aquellos años estudiantes) charlamos con nostalgia de aquellas vivencias taurinas amparadas por la Universidad. ¿Podría reiniciarse algo así hoy? No lo sé. Lo dudo mucho. Seguramente no.
Del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo escribí un libro, que publicó Caja Salamanca y Soria. ¡Vaya ajetreo!, ¡Virgen Santa!. Todos los fines de semana convencía a mi santa para irnos a Ciudad Rodrigo, al Moderno, donde Teo nos atendía con amabilidad contándonos cosas de la historia del Bolsín. A medida que fui compilando información se me fue muriendo el personal. Los fundadores, uno tras otro?cuando vio la luz apenas quedaban un par de ellos. Se murió Teo, Abraham, Orencio Sevillano?total que cuando se presentó era como una obra póstuma, ya lo indico en una nota en el prólogo. Es un poco la biografía del Bolsín desde que se fundó. Aquella sociedad de entonces, la posguerra, tenía unas características muy particulares. La generosidad con que actuaron los fundadores con los chicos más desfavorecidos fue lo más importante y, yo diría, que más allá de lo taurino. Pero el Bolsín fue la cuna de figuras del toreo, como El Niño de la Capea, su ejemplo más representativo y, curiosamente, con una historia de su participación en el mismo un tanto truculenta. Y un ramillete de excelentes profesionales que llegaron a matadores de toros, como Jorge Manrique, José Ramón Martín, José Ignacio Sánchez, Uceda Leal, Rafael de la Viña, Flores Blázquez?.
Por aquel Bolsín de entonces pasaban gentes de toda calaña, la edad apenas contaba, como ahora, y lo mismo se presentaban tipos talluditos, que jovencitos. O personajes de la nacional más peregrina (para esta profesión) como japoneses. Como puede adivinarse, la disparidad de talantes ante las vacas, en muchas ocasiones grandonas, era abrumadora. Pero cuando llegaban los fríos de enero, los aficionados al campo y al toro teníamos al Bolsín de Ciudad Rodrigo como una religión y a las cuatro de la tarde, con frío, lluvia, niebla o lo que fuera, cogíamos el coche y a la finca que tocaba, a ver a los chavales y a hacer cábalas sobre quién tenía recorrido y quién no. Aún vive, cosa que me alegra.