Aquí, en esta delicia inicial de la noche, el tópico de la Salamanca dorada se vuelve magia y hechizo. Hay algo en este espacio central de la ciudad que se nos vuelve centro, debido a esta calidez del oro, presidido en los cielos por un oscuro azul inte
Aquí, en esta delicia inicial de la noche, el tópico de la Salamanca dorada se vuelve magia y hechizo. Hay algo en este espacio central de la ciudad que se nos vuelve centro, debido a esta calidez del oro, presidido en los cielos por un oscuro azul intenso que enseguida se va a motear de estrellas. Arriba, cada punto de luz es un astro enigmático; abajo, en el suelo de la plaza, en este espacio dorado, cada ser humano es también otro astro, más enigmático aún que cualquiera de arriba.
José Luis Puerto (Texto) / Ángeles Rebollo (Fotografía)