Desde el lamentable atentado del jueves se habla de la necesidad de defender nuestra forma de vida que nos hemos dado a través del esfuerzo de muchas generaciones en el ámbito socioeconómico, sanitario y social para tratar de conseguir altos niveles de libertad, igualdad y, compromiso social. En esta columna he habado reiteradamente de la importancia que tiene llevar a cabo un estilo de vida saludable desde el punto de vista de la Salud porque se trata del conjunto de conductas que modulan nuestras actividades y, la forma de afrontar las exigencias, los requerimientos y los retos de nuestra vida. Entre los retos se encuentra la posibilidad de caer enfermos y, para evitar esta situación lo adecuado es poner en valor la Salud y, actuar en consecuencia. Es decir, llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio y, evitar los tóxicos conductuales como son el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.
En nuestra forma de vida, si queremos evitar y reducir la enfermedad social y las personas tóxicas y antisociales a medio y largo plazo, se debe profundizar en la Educación de Valores para que las nuevas generaciones lleven un estilo de vida positivo e integral. Dado que este se asocia a Bienestar físico, emocional y mental y, se consigue con la promoción del respeto y la tolerancia a la diversidad de cualquier tipo y naturaleza y, conlleva, unas relaciones interpersonales y sociales integrales e integradoras basadas en la igualdad y la justicia.
Nuestra forma de vida occidental es la mejor conocida y, se debe fortalecer y defender frente a todo tipo de fanatismo; religioso, ideológico o sociopolítico; pero no es oro todo lo reluce. Es decir, se puede mejorar porque existen debilidades. Actualmente, la mayor parte de las relaciones interpersonales se basan en el interés, en don dinero y, sobretodo, en hacer negocio porque se actúa en base a la máxima atribuida a Maquiavelo el fin justica los medios. Esta idea de negocio vital conlleva que hoy la mayor parte los niños quieran ser Messi o Cristiano Ronaldo y, lo que es peor, los padres tienen esa expectativa y, son capaces de pelearse con otros padres. Es decir, quieren que sus hijos utilicen los pies frente a la cabeza, la principal herramienta humana y la que nos diferencia de otras especies.
Otro ejemplo que comienza a perjudicar la forma y el estilo de vida actual, por la desorientación, por su frecuencia de uso y el tiempo que se le dedica, son las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Además, constituyen un claro ejemplo despiadado de negocio al provocar dependencia. En este acto de terror y horror, las redes sociales han quedado en evidencia. Son una herramienta útil; pero como suele ser frecuente, se rigen por el principio prioritario de llamar la atención y lograr que lo que se sube se haga viral. Debido a esto, el atentado ha sido utilizado como un espectáculo más y, muchas personas han olvidado que las víctimas tienen familias y amigos y, lo que es más grave aún, algunos medios de comunicación en los que trabajan profesionales han obviado el principio ético profesional de no maleficencia, es decir, ante todo no provocar daño. Todo esto ocurre porque dentro de nuestra forma de vida, que queremos preservar, incluye cada vez más lo accesorio frente a lo fundamental. El azar y la causalidad frente al esfuerzo y la dedicación. La imagen frente a los valores. Existen otros muchos ejemplos, incluso institucionales, como es el dedicar más ratio de recursos económicos para resolver problemas de otras especies animales y vegetales que las necesidades de personas que pertenecen a grupos sociales desfavorecidos.
En resumen, con independencia de los sentimientos y la experiencia emocional que ha supuesto para todas las personas de buena voluntad este atentado terrorista injustificable y, dado el contexto social global. En mi opinión, hay que priorizar la Educación como herramienta fundamental para mejorar en todos los ámbitos y formas de Vida. Se trata del componente transversal más determinante para el progreso de las personas, de sus familias y, para que una Sociedad avanzada y moderna tenga como valor prioritario, por encima de todo, la supremacía de los Derechos Humanos de todos los ciudadanos.
Mis sentimientos humanos están con las víctimas y, mi solidaridad con sus familiares y amigos.
JAMCA
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