El presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Vacuno de Raza Morucha asegura que se trata de la carne más rentable y la que produce mejor calidad
Casi 200 ganaderías componen actualmente la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Vacuno de Raza Morucha, raza reconocida como Indicación Geográfica Protegida por parte de la Unión Europea. Al cargo de esta agrupación está Agustín García Sánchez como presidente, quién demanda mayor apoyo institucional al profesional de esta área por las "serias complicaciones" con las que tienen que convivir en su día a día.
¿Qué situación atraviesa actualmente la Asociación?
Nuestra situación es estable, desde hace unos años hay pocas variaciones en cuanto al censo de animales inscritos. Se fundó a finales del año 1971 por iniciativa de unos ganaderos preocupados por la raza morucha que tenían dificultades de mantenimiento, por lo que se pusieron de acuerdo para promocionar el desarrollo y conservación de la raza. Después, en 1974 se aprobaron las normas reguladoras del Libro Genealógico para la Raza Morucha y en 1976 la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Vacuno recibió el título de Entidad Colaboradora del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
¿Qué servicios se ofrecen?
Aunque los principales son la llevanza del Libro Genealógico y el desarrollo del Programa de Mejora, se ofrecen otros variados servicios al ganadero. Entre ellos podemos destacar el asesoramiento en la tramitación de ayudas y subvenciones, convenios con entidades bancarias, informaciones de compra/venta de animales, tramitación de seguros, etc.
¿Cómo ha evolucionado la raza morucha a lo largo de estos años?
Ha tenido sus vicisitudes. En un principio la raza morucha se puso 'de moda' y se incrementó bastante el censo y se implicaron instituciones como la Diputación de Salamanca, que puso en marcha una ganadería de morucha y distribuyó animales por diferentes municipios para favorecer el desarrollo de la raza. Ahí se ha ido manteniendo en un estado sin mucho desarrollo, pero sin perder terreno. Seguimos en el empeño de seguir mejorando la raza y que se difunda porque creemos que es fundamental. Cuando una explotación ganadera se dedica a la producción de carne es fundamental que sus animales tengan el máximo potencial para producir carne. Sin embargo, este principio ha de aplicarse, en la práctica, en consonancia con las características y circunstancias donde se asienta la explotación. El medio natural es el factor limitante que condiciona la explotación ganadera que sustenta. Cuanto más duras sean las condiciones bajo las que van a vivir las vacas madres, mayor importancia cobra su buena adaptación al medio.
¿Cuáles son las dificultades reales a las que se enfrenta el ganadero?
El problema mayor es la comercialización de sus productos, ahí influyen diferentes factores y ahora estamos sujetos a una invasión de razas extranjeras mejoradas y con mayores rendimientos inmediatos. En todos los movimientos comerciales el que impone los criterios es el intermediario. Ahora mismo el ganadero de morucho tiene dificultades para la venta de sus productos porque el sector de cebo y los intermediarios demandan animales de mayores formas, animales más precoces y pesados, en definitiva animales que den mayores rendimientos a ellos aunque no sean de mejor calidad.
¿Es esa calidad la mayor seña de identidad de la carne morucha?
Sin duda. Se trata de una carne de gran calidad al respetarse el ciclo de lactación de las crías, consumir gran variedad de los productos de la dehesa y realizar ejercicio constantemente dada su condición de explotación extensiva. La carne siempre va acompañada de un certificado de calidad en el que se encuentra la identificación oficial del animal en vivo.
¿Cuentan con suficiente apoyo institucional?
Contamos con apoyo público por parte del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que ha coordinado los primeros pasos y apoyado año tras año, y de la Junta de Castilla y León que cada vez va asumiendo más competencias en estas materias, pero creo que siempre se podría hacer más. Para desarrollar la venta de nuestro producto se precisa una fuerte inversión y nosotros no tenemos esa capacidad. Demandamos que nos ayuden en este sentido y que se incrementen las subvenciones. El ganadero necesita que alguien le diga que está haciendo las cosas bien y que está en el camino correcto, y el lenguaje que mejor se entiende es el económico, por lo que creemos que en este sentido las ayudas públicas servirían no solo para mantener la cría de esta raza sino para mejorarla y perfeccionarla.