Hay personas que simulan ser amigas, te alaban las hazañas y acciones, por delante y por detrás te apuñalan. Son esas personas que cuando las conoces muestran una cara amable, palabras cariñosas y con un encanto y atractivo cautivador, pero en realidad esa máscara se acaba retirando, si bien la de algunas tarda mucho. Esas personas saben aprovechar un momento de debilidad de la otra, puede ser una situación difícil, como quedarse sin trabajo, sin novio o novia, la pérdida de un familiar cercano o simplemente un estado emocional bajo. Es en ese preciso momento cuando penetran en la vida del necesitado y le ofrecen soluciones para todo, pero la más común suele ser su "amistad sincera y sin condiciones". Cuando se quiere dar cuenta se ha creado una necesidad de estar a su lado, o más bien se lo hace crear y le recuerda lo importante que es en su vida y que si no estuviera a su lado sería una especie de inútil, saben hacerse imprescindibles.
Un buen día se descubre que los encantos y virtudes del alabador, no son más que mentiras y farsas y es aquí cuando se sufre una gran decepción, no por perder su amistad, que en verdad no se necesita, es por no haberse dado cuenta que le estaba utilizando para sacar un provecho y que cuando se siente descubierta, le apuñala por la espalda , bien ignorando o maltratando al otro, incluso con el silencio y el desprecio, aunque en la mayoría de los casos dará la vuelta a la tortilla y le intentará hacer creer que es un mezquino y un miserable. Le echará en cara todo lo que hizo por él en los momentos duros de su vida.
Este tipo de personas es mejor alejaras de nuestro entorno lo antes posible y aprender de esa experiencia para intentar descubrir a otras que se acerquen con las mismas intenciones.
Desde estas líneas animamos a los lectores a estar en alerta de los puñales verbales que no tienen filo, pero cuando se clavan pueden hacer mucho daño.
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