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Menos mal que nos quedan los sueños, y Javier Tolentino
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Por Charo Alonso, escritora

Menos mal que nos quedan los sueños, y Javier Tolentino

Actualizado 30/05/2017
Redacción

La Salamanca de Tolentino era la del Santa Bárbara con 'La Buhardilla', sus textos de El Adelanto y la Unión Deportiva Salamanca de la época del Calvario

Es dueño Javier Tolentino de sus silencios? y de esa voz acariciadora que habita "El séptimo vicio", su programa de cine en Radio 3, la radio en la que quiso trabajar y que continúa siendo un prodigio de libertad dedicada a la cultura y a la Menos mal que nos quedan los sueños, y Javier Tolentino   | Imagen 1palabra. Y es la palabra, pronunciada de labio a labio, la que se vuelve escrita en este libro rojo sobre radio que trae Tolentino a esta su Salamanca que recuerda silenciada por los tiempos de la dictadura y sin embargo, viva y llena de cine, periodismo y radio.

La sala de conferencias de la Casa de las Conchas tiene algo de estudio radiofónico, por eso Javier Tolentino está cómodo hablando de radio este lunes de calor. De radio y de recuerdos, porque para él la Salamanca de su niñez eran los alrededores de la Plaza del Mercado plena de olores y sabores, las cocinas de una hostelería mítica donde trabajaba su padre, antiguo cocinero de Dolores Ibárruri. Una Salamanca donde dedica un recuerdo emocionado al recientemente fallecido Pérez Millán, al profesor y político Tomás y Valiente antes de hablarnos de Disculpen que hable de la radio. Ese que no es solo un manual sobre la radio para quienes aman la radio, sino también la memoria emotiva de un hombre enamorado desde niño de ella, ahí en su casa de Caleros 5 donde oía un serial de aventuras que luego vivía en sus veranos de Los Arribes. Radio para cubrir el silencio de un tiempo oscuro, radio que Hay que transmitir desde la emoción que tienes cuando estás enamorado. Estudiante de derecho primero y de periodismo después en Madrid, Tolentino se declara un amante de la universidad, de la academia, del rigor y de un trabajo basado en la comunicación con el otro. Un trabajo de privilegiado que le llevó de los informativos hasta la cultura pasando por ese cine que ahora le ocupa.

- ¿Por qué cine, Javier?

- La culpa la tuvo Basilio Martín Patino, yo era un niño que iba al cine a ver películas de Joselito, de El Zorro, y un día que llovía y no quería bajar al río con los amigos, vi un grupo de chicos que fumaban ahí por Serranos, y que iban a entrar a ver una película. Les acompañé y vi una de Passolinni. Era casi un niño, pero ya nunca pude volver a ver al Zorro. Entonces empecé a escribir sobre cine y Basilio me dijo que las llevara a El Adelanto, y Enrique de Sena las publicó.

La Salamanca de los Cuadernos de Cine de Martín Patino, la Salamanca del Santa Bárbara donde Tolentino hizo su primer programa de radio "La Buhardilla". La Salamanca en la que escribía para El Adelanto y se iba a ver jugar a la Unión Deportiva al campo del Calvario. La memoria salmantina de Tolentino es cultura, nombres como el de Manolo Calero, su abuelo Nicolás, los Celtas fumados a escondidas en los Arcos de San Esteban? la vida de Tolentino en Madrid, años de trabajo en la radio, un discurso coherente, de enorme exigencia cultural y ética que no se rebaja ante nadie. Oyéndole recuerdo a Macu Vicente diciendo que los charros, vestidos de charros, no podían inclinarse ante nadie. Por eso, este hombre sabio reivindica la libertad de la radio pequeña, de la radio bien gestionada, de una radio que ahora puede, gracias a internet, encontrar nuevas formas de ser oída.

Es el libro de Tolentino una memoria emotiva de la radio nuestra de toda la vida. La de galena, la del parte y del Ángelus que retiró Sotillos a quien entrevista al final de su manual amoroso de una radio que no es espectáculo, sino palabra. La imagen no vale más que mil palabras para Tolentino, es el deseo de comunicar, de conocer, de saber, de hacer pequeñas muestras de cine y todo tipo de encuentros culturales más allá de las leyes del mercado. El talento, vivo, espoleado por internet, tiene voz en Radio 3, sale del estudio y llega a los lugares del mundo donde tanta gente hace cine, hace radio y la escucha. Las palabras de Tolentino se dirigen entonces a los jóvenes que, gracias a internet, difunden sus trabajos, pero también a los que recuerdan las radios de galena, la Salamanca de Orestes Bazo y la necesidad de recuperar lo que de cultural tiene nuestra ciudad: Martín Patino, el Unamuno de pelea a quien cita el doctor Pablo de Unamuno, nieto del rector, quien inquiere a Tolentino sobre su desagrado acerca de la película que recrea la vida del autor.

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- Que usted me lo pregunte es para mí un honor.

Porque Tolentino, un hombre de pelea y de libertad, es unamuniano. Es la memoria viva de una Salamanca que no pudo ser silenciada ni siquiera por los que, mucho antes, gritaron "Muera la inteligencia". El representa el periodismo inteligente, por eso su libro está lleno de nombres a los que recuerda con agradecimiento, por eso su libro es para quienes aman la radio y se detienen a escuchar, no a oír. El diálogo, como no podía ser de otra manera, es fluido y a la vez, lleno de silencios. Los silencios de Tolentino.

Tiene Javier Tolentino una imagen de Salamanca ?ha regresado poco, y siempre con un libro bajo el brazo, El cine que me importa, un alegato en defensa de las películas pequeñas que en realidad son grandes, su libro sobre la radio- cristalizada en esquirlas de hielo y fuego. Humo y niebla. Sin embargo, el encuentro posterior en el Barrio del Oeste, en el calor y el humor de la noche le devuelven otra imagen: A pie de barrio activo, colorido, La Salchichería es proyecto cultural y goce por el cristal que vibra con la música. Suenan las letras comprometidas de Jimmy López, "El hombre tranquilo", y el crítico feroz de cine, el periodista comprometido se rodea de una parte de la ciudad cultural, próxima y entregada. No es solo la forma de hacer encuentro de Pepe Lomo, ni la palabra de Gustavo Merlo, no es ni siquiera el propio locutor encaramado a un taburete con el micro en la mano Vamos a repetir el rito de escuchar, de escucharnos. La escucha forma parte del entendimiento humano? Entre el público, María Jesús Díez nos recuerda, solo con su presencia, que Salamanca convirtió una cárcel ?a la que iba a llevar encargos el niño Tolentino- en un centro de arte, el que ella dirige, el DA2. Entre el público, Alejandra Martín Casado, la directora de comunicación de La Casa Lys no solo hace tradición, sino barrio. Y sí, es posible que cerrara el Santa Bárbara, pero en "La Salchichería" suenan el blues y el rock de Jimmy López y Dani Martín que saben llenar un escenario en el que se habla de emoción, de proyectar películas de Kiarostami, del ideario cultural de Radio 3, siempre Radio 3 y de amor

¿Qué es el amor? pregunta Tolentino, que ya ha montado entre los contertulios su radio cercana, cálida, plena de voces y de ecos. Y a mí me hubiera gustado, con una letra de "El hombre tranquilo", responder que el amor es decirle a alguien "a tu lado encuentro mi presente". Y a nuestro lado están dos oyentes amigas de Tolentino que, en farsi, nos devuelven la magia del cine iraní, a nuestro lado está la gente de ZOES, disfrutando de una noche de lunes inusual, a nuestro lado está Carmen Borrego con su cámara y su risa indispensable. Como a nuestro lado está Charo García Diego, la organizadora de esta visita de Javier Tolentino, que nació casi al otro lado de este lugar de encuentro. Un espacio donde reivindicar una Salamanca plena de talento , aquel que se fue a recorrer el mundo en clave de cine, aquel que vive a pie de calle, a ras de barrio, aquí, a nuestro lado. Un espacio ahora lleno de la voz, la presencia, el talento de Tolentino. Y como esa voz suya es toda magia, Javier Tolentino acaba el acto recitando un poema de Charo Ruano. Ella es la poética de esta ciudad, afirma antes de leer, casi representar, los versos secos, castellanos y aparentemente desnudos de la poeta salmantina. El círculo está completo, Unamuno y la poesía presente y diaria de voces y calles han llenado los silencios de Javier Tolentino. Disculpen si les hablo de magia. Disculpen si sintonizo de nuevo, el vicio de escuchar, escuchar a Tolentino.

Fotografías: Carmen Borrego

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