La prueba se vio marcada por los aguaceros que cayeron en varios momentos, que se unieron al viento y a las bajas temperaturas
(La información y las imágenes sobre la entrega de premios se pueden encontrar en una noticia independiente)
El palmarés de los atletas que alcanzaron en la mañana del domingo la Plaza Mayor mirobrigense dirá a partir de ahora que completaron la XII Media Maratón Sancti-Spíritus-Ciudad Rodrigo, pero ellos sabrán que no ha sido una Media Maratón más, sino que el haber completado esta edición tiene un mérito especial añadido por culpa de la lluvia, el frío y el viento.
Las previsiones meteorológicas ya eran pesimistas desde hacía días, pero se confiaba en que se pudieran equivocar al igual que lo han hecho varias veces durante los últimos días. Sin embargo, eso no ocurrió, cumpliéndose lo anunciado con demasiada precisión, de tal modo que, a pesar de que llegó a salir el sol en algún momento, la lluvia fue la gran protagonista.
Este hecho fue especialmente significativo en la salida en Sancti-Spíritus, donde los atletas se pusieron en marcha bajo un tremendo aguacero, que impidió tomar la salida a Vicente Martín, atleta con discapacidad que iba a hacer la Media Maratón en silla de ruedas como en algún año anterior.
A ese primer condicionante del agua se unió una vez los atletas salieron a carretera abierta -la mayor parte de la prueba transcurrió por la Nacional 620- el del viento en contra, lo que hizo mucho más duros los 21,097 kilómetros hasta la Plaza Mayor mirobrigense.
Como decimos, el agua no cayó de forma constante, sino que apareció a fases (y con mucha fuerza), combinándose por ejemplo entradas en la línea de meta con los rayos de sol como protagonistas con otras bajo otro tremendo aguacero. Estas condiciones meteorológicas hicieron que en la Plaza Mayor mirobrigense hubiera mucha menos expectación que cuando luce el sol (como el año pasado, cuando hizo un día primaveral), o simplemente cuando el día está nublado pero no hay riesgo de lluvia.
De este modo, en la llegada predominaban los familiares y amigos de los atletas, especialmente para ver a los participantes mirobrigenses, aunque las victorias en categoría individual fueron para atletas portugueses.
El ganador en categoría masculina fue Paulo Gomes, que tardó un total de 1h.08'23" en completar el recorrido, con una tremenda ventaja sobre el segundo clasificado, Alberto Marcos Rodríguez, que entró más de tres minutos después, en 1h.12'29", tras esprintar en la Plaza con Iván Roade Lago, que entró un segundo después.
Para la primera fémina hubo que esperar diez minutos más, hasta el momento que el crono marcaba 1h.22'08", momento en que hizo acto de presencia en la meta la también portuguesa Patricia Rosado. Por detrás suyo entraron Verónica Sánchez Romero, con un registro de 1h.24'09"; y Lidia Pereira, con 1h.27'54".
En la línea de meta se vivió un largo desfile de atletas acompañado de un desfile de emociones, desde aquellos que entraban con una sonrisa de oreja a oreja simplemente por haber acabado la prueba, o por mejorar su marca, a aquellos que mostraban su júbilo dando gritos, saltos o incluso con algún extraño baile. También hubo algunas caras de decepción, por no haber rendido al nivel esperado, además de unas cuantas caras 'neutras', como por ejemplo la del ganador absoluto de la carrera.
Una vez llegaban a meta, y una vez retirado el chip del dorsal, los atletas podían recoger su bolsa del corredor, así como aquellos objetos personales que hubieran dejado en depósito a los Bomberos Voluntarios en la salida de Sancti-Spíritus.
Tal y como marca la normativa de la carrera, la meta se cerró cuando habían transcurrido 2 horas y 15 minutos, aunque todavía había atletas en el recorrido, llegando los dos últimos cuando casi había transcurrido media hora desde el cierre de control. En ese momento en que llegaron, ya casi no había ningún resto de la prueba en la Plaza, ya que la organización procedió un año más a un rápido desmontaje de todos los elementos para desarrollar la entrega de premios en el Pabellón de la Avenida Conde de Foxá a la hora anunciada.