No es casual que, en mayo, cuando todo renace y florece, se celebre la fiesta de la Cruz, un símbolo, de pasión y muerte, pero también de resurrección, de resurgir?
No es casual que, en mayo, cuando todo renace y florece, se celebre la fiesta de la Cruz. Desde antiguo, es un símbolo, al tiempo que de pasión y muerte, también de resurrección, de resurgir. Y así lo siente el pueblo campesino, cuando, como aquí en Sequeros, engalana los itinerarios de la procesión por la que habrá de pasar "la Cruz bendita", sintagma que, desde niños, escuchábamos a nuestros mayores. Porque la vida es bendita, cuando la respetamos y sabemos valorar los dones que recibimos. "Siempre la claridad viene del cielo" -decía Claudio Rodríguez-. Y es su venida, una vez más, la que aquí se celebra, como gratitud por ese don, que nos llega, pues no se halla entre nosotros.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)