Los salmantinos se desplazaron a todos los rincones verdes de la capital del Tormes donde comieron y merendaron en compañía de familia y amigos
Miles de salmantinos no perdieron el ritual. Comer el hornazo en compañía de familiares y amigos. Miles de ciudadanos de todos los rincones de la ciudad y de otras zonas de la provincia, se desplazaron a las zonas verdes de la capital del Tormes o a sitios cercanos de la periferia de la ciudad para degustar las viandas que cada año se ponen sobre las mesas, manteles o bancos, acompañados de cerveza, refrescos, vinos o solo agua.
El tiempo además acompañó lo que hizo que algunas de las zonas de Salamanca se colapsaran de personas en busca de los mejores rincones donde diera la sombra. Las temperaturas llegaron a los 27 grados en algunas fases del día donde la sensación de bochorno hizo que muchos pensaran en las tormentas.
Desde las 13 horas poco a poco las personas se fueron aproximando a las zonas del Puente Romano, Aldehuela y otros sitios típicos de Salamanca. Bolsas con bebidas, mochilas con bocadillos, hornazos pasaron a ser los protagonistas de esta jornada festiva. El día se prolongó hasta más allá de las 22 horas, después de un día lleno de entretenimiento y ocio.
Historia y tradición
El Lunes de Aguas es una fiesta popular salmantina, aunque poco a poco otras localidades de la provincia celebran esta peculiar fiesta. Dice la historia que la celebración del Lunes de Aguas es la ruptura simbólica de la Semana Santa, un desahogo de los ritos estrictos de la religión, aunque poco a poco ha evolucionado y ahora es una fiesta que se pasa en familia o en compañía de amigos que se reúnen para ir a merendar al campo o pasar una jornada campestre, en un clima de descanso, esparcimiento y diversión.
Y es costumbre durante ese día degustar el hornazo, una empanada hecha a base de chorizo, lomo, y otros ingredientes que la hacen vistosa y deliciosa. Este es un alimento que en tiempos pasados amasaban y cocían en las tahonas las mujeres, sobre todo en el medio rural, aunque también se ha industrializado su elaboración en cierta medida, y es posible adquirirlo en cualquier establecimiento dedicado a la pastelería.
Fotos: Alejandro López