Ironizaba el otro día Pablo Iglesias con que "todos los políticos son iguales", queriendo decir obviamente lo contrario: que no lo son ni por asomo.
Respondía así a una pregunta de la periodista Cristina Pardo sobre una mariscada de Ramón Espinar en Galicia, de la que presumió el dirigente de Podemos en Facebook hasta que, quizás debido a las críticas, retiró su mención de las redes sociales.
Con aquel sarcasmo, Iglesias venía a decir que lo suyo solo eran chuminadas frente a la corrupción sistemática de los políticos de siempre, los de la casta, esos que defraudan millones y que él denigra ahora de forma ambulante en un tramabús que exhibe fotos de políticos jamás imputados, como Aznar o Felipe González, y hasta de periodistas sin sospecha, como Inda o Juan Luis Cebrián.
En eso, también, quiere demostrar la desigualdad de unos y otros: así como el autobús de HazteOír sobre la diferencia de género ha merecido toda suerte de críticas y prohibiciones, el de Podemos, en cambio, pese a su escarnio ad personam, transita hasta ahora con total impunidad.
Pero a lo que íbamos.
Es verdad que ningún dirigente de Podemos ha defraudado millones, como presuntamente lo han hecho los Pujol, Rato, Francisco Granados y compañía. En eso, efectivamente, no son iguales a los políticos con varios quinquenios de poder a sus espaldas. ¿Se sustraerán, en cambio, a la tentación de latrocinio cuando hayan llevado durante varios años las riendas de la cosa pública?
Aún es pronto para saberlo, aunque algunos de sus cargos ya han tenido problemas al respecto. Además, comportamientos como los de Monedero en su asesoramiento al régimen chavista, del propio Espinar con la reventa especulativa de un piso oficial, o de Pablo Echenique en su contratación en negro a un asistente personal, son indicios incipientes de actitudes, al menos, discutibles.
Habrá que esperar, pues, a un inmediato futuro para saber si estos nuevos inquisidores que pretenden depurar la clase política actual lo hacen para sanearla de verdad o si en realidad solo tratan de reemplazarla.
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