Mientras los profesores y maestros hacían sus maletas para irse de vacaciones, el Diari Oficial de la Generalitat valencianapublicaba la 'corrección de errores' de la Resolución del 28 de febrero de 2017 por la que se fija la relación media de alumnado/profesor por unidad escolar para los conciertos educativos. El hecho no puede pasar desapercibido para la opinión pública porque en muchos casos supondrá la desaparición del concierto educativo. Aunque el número parezca irrelevante, y sacado de contexto no diga nada a la opinión pública, esta inocente 'corrección de errores' incrementa el número de alumnos necesarios para concertar: una media de 3 a 5 alumnos más.
A pesar de que los portavoces de la Consellería se empeñan en señalar que se trata de cuestiones técnicas, si algo caracteriza la política educativa del Consell es que en el equipo de Marzà no se da puntada sin hilo. Estas ratios de alumnos, que podrían haberse publicado cualquier otro día, se han hecho públicas con premeditación, alevosía y vacacionalidad. Cualquier profesional de la educación sabe el uso estratégico que se hace de la publicación de fechas para conseguir determinados efectos políticos. Hay nombramientos, becas, ayudas, correcciones y disposiciones que se publican cuando los docentes no están en las aulas o los claustros. Con ello, aunque se cumple con los principios de legalidad y publicidad, se restringen intencionadamente las posibilidades de los potenciales beneficiarios.
Aunque el problema inmediato lo tienen los padres, los profesores, los gestores y los titulares de los centros concertados, el problema más grave lo tendrá el Presidente de la Generalidad y los socialistas cuando tengan que mediar para reducir la tensión social y judicial a la que se verá sometido el Consell durante los próximos meses. Los militantes, simpatizantes y afiliados del PSPV-PSOE parecen convidados de piedra ante determinadas políticas educativas, sociales y culturales. Mientras el partido entero está mirándose a su propio ombligo, sus compañeros de gobierno hacen política con mayúsculas. No sólo porque colocan a sus gentes en los respectivos servicios administrativos, sino porque consolidan su jubilación en la gestión futura de la función pública.
Luego se preguntarán por qué no sintonizan con la sociedad o por qué las clases medias de profesionales urbanos han dado la espalda a los socialistas. Igual que está sucediendo en muchos ayuntamientos, el de Valencia incluido, los votos de los socialistas están siendo utilizados para hacer políticas contrarias su electorado tradicional. Sus representantes en las instituciones están siendo hábilmente ninguneados por las diferentes tribus nacionalistas, populistas y neocomunistas porque manejan mejor la comunicación. Quizá también porque tienen clara la consigna de utilizar el poder para cambiar la sociedad.
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