La Semana Santa de los cambios en busca de más público arrasa en seguimiento

Como decíamos en los días previos al arranque de la Semana Santa Mirobrigense, este año el evento traía pocas variaciones en lo que a las propias procesiones se refiere, estando las novedades en la estructura general del evento, con la supresión de la procesión de Los Azotes y el cambio de día y hora de la procesión de La Cruz.

En lo que se refiere a la supresión de la procesión de Los Azotes, ha supuesto decir adiós definitivamente a la estructura 'clásica' de la Semana Santa Mirobrigense con una procesión cada día, que se rompió cuando la Oración del Huerto se mudó al Domingo de Ramos en busca de una mayor presencia de público, algo que sin duda ha conseguido.

Precisamente, detrás de las dos modificaciones más relevantes de esta Semana Santa también está la asistencia de público. La Cofradía de Jesús Nazareno consideraba que su procesión de Los Azotes de la noche del Martes contaba con poco seguimiento, empezando por la poca participación de sus propios cofrades, de ahí la decisión de suprimirla; mientras que el cambio de La Cruz en busca de un mejor horario se ha debido, entre otras razones, a que había pocas personas en las calles en la noche del Miércoles.

El Besapiés se traslada con acierto

Por fortuna, al menos este año el hueco del Martes Santo quedó cubierto por el Besapiés del Cristo del Silencio, un evento que antes era más 'íntimo', casi para la propia Cofradía, y que ahora está plenamente consolidado, siendo el acto más importante de la Semana Santa Mirobrigense por detrás de las procesiones.

El cambio de día aprovechando el hueco vacío en el calendario (antes se hacía el Miércoles) no le ha podido salir mejor a la Cofradía, que en todo caso ha dejado la puerta abierta a que sea un evento movible en función de cómo sea el calendario semanasantero.

Por ejemplo, este año el otro 'hueco', el de la noche del Lunes Santo, fue cubierto por la clásica representación de La Pasión del Departamento de Evangelización y Nuevas Tecnologías de la Diócesis y el Grupo El Manantial, que contó con unas cuantas caras nuevas, todas ellas de jóvenes, lo que va asegurando el relevo.

Todos los espectadores de la representación en Ciudad Rodrigo (hubo otras dos en Boadilla y Tamames) coinciden en que el marco escogido para este año, la Puerta de La Colada, fue espectacular, pero todos aquellos que estuvieron más allá de la propia Puerta tuvieron serios problemas de audición y/o visión. Al menos, todo el público pudo seguir sin problemas el final en el glacis de la muralla.

Una masiva asistencia en todo momento

El hecho de que hubiera tantas personas que sufrieran esos problemas de audición y visión fue también debido a la masiva asistencia debido a la excelente climatología que hacía esa noche, al igual que toda la Semana Santa, donde no solo no ha llovido, sino que ni siquiera ha habido el más mínimo riesgo ninguno de los días, algo totalmente inusual.

De hecho, las altas temperaturas han estado presentes todos los días, lo que hizo incómodo el desfile para la Cofradía de La Cruz en su ubicación de este año en la mañana del Jueves Santo, un movimiento revolucionario (la tradición de la Cofradía en la noche del Miércoles Santo era muy larga, tanto ahora saliendo de la Catedral como antiguamente cuando lo hacía desde las Carmelitas).

Evidentemente, el objetivo principal del cambio, el tener mayor presencia de público, se consiguió con creces en la nueva ubicación ya dentro de los días centrales de la Semana Santa, en los que las calles mirobrigenses han estado abarrotadas de público a todas horas.

De las 11 procesiones de la Semana Santa de este año, la que ha contado con menos público ?aunque también contó con bastante- ha sido la de las Angustias, por un lado por ser la única ahora mismo que tiene lugar en un día no festivo (contando con que La Dolorosa ya procesiona con el fin de semana en marcha); y por otro, por la competencia de los partidos de fútbol de la Liga de Campeones.

Esta Cofradía de las Angustias decidió volver a contar con la Coral Dámaso Ledesma, cuyas dos actuaciones ?en sendos lugares diferentes de la Plaza Mayor- fueron mucho más visibles que el año pasado, al contar con unos pequeños escalones colocados al borde de la ruta de paso de la procesión. También repitió este año la gran novedad del año pasado, el caballo abriendo la procesión del Silencio, una iniciativa que volvió a salir bien.

Se rozó la unidad plena en la procesión del Resucitado

Esta Semana Santa de los cambios en la estructura y de la masificación de público tuvo un brillante colofón en la procesión del Resucitado con la participación de dos cofradías más que en los últimos años, Jesús Amigo de los Niños y El Silencio, de tal modo que ya solo queda una cofradía discordante, la de la Santa Cruz, que se mantuvo en sus trece de no salir pese a que la Cofradía de Jesús Nazareno, organizadora del desfile, ofreció nuevas opciones al resto de cofradías (ya que por ejemplo algunas rechazaban que sus banderas saliesen con el Resucitado por ser largo el recorrido).

El diseño de este año, con las banderas con La Dolorosa y niños de todas las Cofradías acompañando al Resucitado, resultó bastante atractivo. La lástima es que los niños de la Cofradía de Jesús Amigo de los Niños decidiesen (bueno, sus progenitores) no participar alegando un 'largo' recorrido. Lástima que la fe se mida en kilómetros o en tiempo, cuando además la duración total de la procesión del Resucitado (con parada larga en la Plaza incluida) fue apenas 10 minutos superior a la de La Borriquilla.

Distintos son los cambios introducidos en la procesión de La Carrera para intentar ganar algo de agilidad suprimiendo los puntos más complicados de subidas y bajadas. Aunque se ha logrado recortar algo más de 10 minutos la duración, la procesión sigue durando dos horas, algo en parte necesario para poder tenerla toda a la vez en la calle (tardó cerca de una hora en salir por completo de la Catedral).

Al menos, se consiguió ajustar a la perfección para que nada más concluir el primer paso por la Plaza se iniciase el segundo, aunque hasta el último momento se tuvo la incertidumbre, estando controlando de cerca la situación en Sánchez Arjona el presidente de la Junta Mayor de este año, Antonio Aguilera, como presidente de la Cofradía del Silencio. El año que viene, la presidencia la ejercerá la Cofradía de Jesús Nazareno, a la que, previamente a la próxima Semana Santa, le tocará renovar su directiva.

Con esa presidencia del Nazareno en 2018 se cerrará la primera ronda de presidencias rotatorias de la Junta Mayor entre todas las Cofradías implantada en 2012.