En los primeros días de la primavera, cuando empieza el desfile de ferias y fiestas, cuando se inaugura la temporada taurina, Adrián Hinojosa, el niño valenciano que soñaba con ser torero cuando fuera mayor, se nos fue para siempre. Tenía madera de héroe y muchas personas ayudándole a vencer la enfermedad que sufría, pero desgraciadamente la muerte le ganó la batalla a la vida, y se fue sin estrenar un traje de luces.
Pese a estar muy lejos de tomar la alternativa, ya era conocido por todos, lo catapultaron a la fama los defensores de los toros que al conocer su sueño no dudaron en utilizar las redes sociales para desearle la muerte con frases propias de quienes son sospechosos de todo menos de querer y saber defender a alguien. Ni siquiera ante el fatal desenlace han cambiado de actitud. Al contrario. Tan orgullosos se sienten de su victoria que han vuelto a servirse de las mismas redes para brindar por su muerte con la misma satisfacción que cualquier torero brindaría la muerte de un toro para salvarle la vida a cualquier niño, incluso si fueran sus hijos o los hijos de sus amigos. Pero lo más vergonzoso no es que hagan estas cosas, lo más vergonzoso es que puedan hacerlas de balde, porque hacer tanto daño y de forma anónima a través de las redes sociales es totalmente gratuito, lo que no sucede cuando tenemos que solicitar telefónicamente un documento a un ministerio, una cita médica y otros servicios que ya pagamos con nuestros impuestos.
¿Cómo es posible que los problemas del tráfico, por poner algún ejemplo, que hay muchos, incluso algunos que ni siquiera son tanto problema, se resuelvan siempre multiplicando las razones para multar y la cuantía de las multas, y estos atropellos puedan practicarse sin tener que desembolsar un céntimo? Solo intuyo una explicación: que hay muchas ganas de convertir este país en una fábrica de tontos que acabarán complicándonos la vida a todos, incluso a sus fabricantes, porque de los tontos, no sé si su inteligencia dará para tenerlo en cuenta, se puede esperar todo menos gratitud.
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