A la Semana Santa se llega, siempre se llega, unas veces muy cansado, otras con ganas de cansarte. Siempre tenemos la necesidad de desconectar de todos los avatares que nos persiguen desde las navidades; o la necesidad de reencontrarnos con el condimento espiritual que profesa nuestra vida, con todo lo que ello supone. Si somos de este último estigma lo tenemos realmente fácil; casi en cada rincón de nuestra geografía tenemos lugares de culto de imaginería, y si este paseo lo desarrollamos por Castilla y León, nos podremos deleitar con excelentes pasos procesionales en León, Zamora, etc? y por supuesto Salamanca y si en este caso tiro de mi lado sentimental , por orden de aparición me quedo con la Hermandad Universitaria y con el Cristo de la Vela y Nuestra Señora del Silencio y de la Palabra.
Momentos de recogimiento, de lágrimas engullidas unas y absorbidas otras al ritmo del tambor. Momentos llenos de sentimiento, de recuerdos y de abrazos, de besos que se llevo el tiempo y ahora resuenan con el eco de las bandas que acompañan a nuestra imagen, en la que vemos y sentimos lo que queremos ver y sentir , que para eso es nuestra.
Bajadas de escaleras, subidas de cuestas empinadas, roce de pies con cadenas y adoquines, arrastre de cruces, coronas de espinas, sudores y gotas de sangre que marcan el camino dónde piso el penitente. Esbozos rápidos de una película de cualquier vida que ahora observa el caminar acompasado y uniformado de un troupe de nazarenos escondidos detrás de la tela de su vida.
Para los que no creen en este Dios o no participen de él, la Semana Santa está colocada de forma estratégica como tabla de salvación, de asueto y desconexión. Y aunque este año el tiempo nos acompaña, suele ocurrir que ni tiene la euforia y el desenfreno navideño ni encuentra el remanso y tranquilidad estival. Con lo que, los que no consideran Santa a esta semana, se le plantea un conflicto de disfrute en estos días.
Para poner fin a este pequeño conflicto ocupacional, tengo grandes amigos que ponen en funcionamiento todo su ejército neuronal para perderse en las tierras gallegas y dar rienda suelta a los jugos gástricos, especies ricas en fósforo y empanadas con cruces de nazareno ponen a prueba las dentaduras y los quehaceres relajados y relajantes. Está claro que en el estómago encontramos una primera respuesta a los que se van y a los que llegan.
El bacalao o las sopas de ajo siempre me acompañaron en mi León natal, acompañados por buñuelos, suspiros de monja, pestiños y torrijas con un chorrito de anís 'El mono'. De ella, cada madre tiene una receta con un toque diferente, con el dan que conlleva el apellido.
Claro está que después de esta opípara mesa, nos queda una programación típica y tópica de Semana Santa, seas creyente o solo ocioso comensal, vas a tener que ver por ?. vez Ben-Hur. Siempre esta ahí, impasible, acechando, si has cambiado la versión a creyente o simplemente a cinéfilo repetitivo . Pasan gobiernos, directores de programación ,Papas y papás y como la Puerta de Alcalá , Ben- Hur resiste cualquier envite. De hecho una Semana Santa sin ella , ya no sería lo mismo.
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