El Puente Nuevo, inaugurado en 1954, se suma al legado en piedra menos conocido de la villa, con el Puente Mocho, Puente Viejo, puente de Peñaserracín o el del arroyo Merdero
Ledesma no solo ha sido cruce de caminos, sino también tierra de puentes. El Puente Viejo, levantado sobre el río Tormes en el siglo XV; el Puente Mocho, sobre la rivera de Cañedo, y Bien de Interés Cultural en el año 2000 junto a los restos de la calzada romana; el Puente de Peñaserracín, de posible origen romano y en la rivera de Fuentes Luengas; y, por supuesto, el Puente Nuevo, construido hace más de seis décadas, pero cuyo proyecto se remonta otros veinte años atrás, en concreto a 1934, fecha en la que se autorizó su construcción, interrumpida por la Guerra Civil.
De hecho, es en este punto, junto a la figura de un menhir, donde se obtiene la mejor vista del conjunto urbano de la villa, con sus dos puentes a la entrada y la muralla. Pese a lo imponente de su construcción, y a que se ha convertido en el principal acceso a la villa, no siempre es apreciado en su justa medida, y eso que entraña una historia, tanto en su construcción como en su diseño.
El puente nuevo, que fue inagurado el día 24 de julio de 1954, se construyó con hormigón ciclópeo, consta de un gran arco central de 49 metros de luz, 20 de flecha y 8 de anchura. Los espesores del arco son de 4 metros en el arranque y de 1,80 en la clave. Sobre el arco se apoyan en cada semilado tres pilastras que conforman cuatro arcos de poca luz.
El puente se completa con dos arcos de 10 metros de luz cada uno, a cada lado del arco y separados del mismo por una robusta pila. La envergadura de su construcción, tal y como recogen los historiadores, hizo proceder al derribo de parte de las murallas. Hasta su construcción, el río Tormes se cruzaba a su paso por el Puente Viejo de cinco arcos.
Puente de Peñaserracín
En Ledesma es posible hacer la ruta de los puentes, prácticamente sin alejarse mucho de la villa. Así, por ejemplo, tomando el camino que parte del cementerio, después de unos tres kilómetros, se alcanza el conocido como el puente de Peñaserracín, trazado sobre la rivera de Fuentes Luengas. Tenido también por romano, forma parte del camino, luego cordel ganadero, entre Ledesma y el Campo de Ledesma, del que todavía quedan algunos tramos bien conservados y cercados.
Puente del arroyo Merdero
Para acabar, dentro del perímetro urbano, junto a la plaza de toros y sobre el arroyo Merdero un tercer puente de raíz romana completa la serie de los que, en una sola salida, pueden visitarse.