"Un valioso personaje que ya forma parte de la historia de Salamanca y que a mí me demostró que hay almas que conservan y aumentan la civilización"
La mente queda en suspenso mientras la memoria recorre cuantas instantáneas archiva de imágenes desde aquel primer día en que lo conocí en la capilla del Santísimo de la Catedral Nueva. Se acercó a los escasos fieles que habíamos escuchado la misa que cada día oficiaba un canónigo y nos preguntó por nuestro origen. Sin duda lograba conectar con los visitantes, presentaba con entusiasmo la catedral y motivaba a conocer más extensa y profundamente la ciudad de 'El Lazarillo', 'El estudiante' y 'El licenciado Vidriera'.
La segunda ocasión tuvo lugar en la sugestiva iglesia de San Martín, a espaldas de la Plaza Mayor. En la homilía, porque el tema era propicio, se quejó del artículo de una revista católica que confundía modernidad con heterodoxia. Así supe que el organista titular de la Catedral era además un intelectual independiente, abierto y creativo, lo que me iría confirmando en las siguientes entrevistas. En la calle Meléndez, en el paseo de las Carmelitas, en la Clerecía, así como en el Colegio de Calatrava tuvimos mesa y mantel para elaborar nuestro proyecto y debatirlo con docentes de las dos universidades.
Fundador del Coro Francisco Salinas, vinculado a la Catedral de Salamanca, y director del Coro Tomás Luis de Victoria, de la Universidad Pontificia, el maestro García Pilo ha llevado con la música el nombre de Salamanca por el mundo. Me mostró su aula universitaria un día de ensayo y no pocas veces asistí a sus conciertos en distintos escenarios. Muy conocido y valorado, nunca perdía ni el tiempo, ni el optimismo ni la vitalidad. Organizador y constructor, tenía un sentido civilizador en su personalidad abrumadora.
Tantas razones para que emprendiéramos la creación de una Academia de Letras, Artes y Ciencias en Salamanca. Fue elegido presidente de su Junta Gestora fundacional, que se constituyó el 28 de febrero de 2012. Desde entonces nunca cesó en llevar adelante nuestro proyecto, que desde el primer momento recibió el apoyo del Alcalde de la Ciudad (ahora recién elegido presidente del Partido Popular de Castilla y León) del Presidente de la Diputación Provincial, del Subdelegado del Estado en Salamanca y del Delegado Provincial de la Comunidad Autónoma. Se firmó acuerdo con la Fundación Municipal Salamanca Ciudad de Cultura para establecer allí la sede de la Academia y utilizar sus dependencias, en cuya consecuencia es el lugar de celebración de nuestras sesiones. El inagotable presidente de la Junta Gestora jamás renunció y puso el mayor empeño en insistir para que se alcanzara el justo reconocimiento oficial. Hasta que la edad, en una vida de intensa dedicación a la cultura, y el cansancio físico, que más que cansancio era agotamiento, le llevaron a dimitir de su cargo, si bien su voluntad siguió pendiente de nuestra trayectoria.
Su sucesora en la presidencia de la Junta Gestora fue otra personalidad relevante de nuestra querida ciudad, doña Pilar Fernández Labrador, quien el 3 de abril de este 2017 me informaba de un luctuoso suceso. Volvía del funeral por don Victoriano García Pilo, fallecido el día anterior cuando se cumplían 12 años de la muerte de San Juan Pablo II, el Papa ante el que había cantado el coro dirigido por nuestro amigo y maestro, honra de Salamanca.
El mismo periódico que ofrecía la síntesis biográfica del personaje que había recorrido el mundo como representante coral de una singular ciudad culta y universal, ese mismo día destacaba los titulares de una cubana que había obtenido el "Premio de Poesía Pilar Fernández Labrador". La misma que al darme la triste noticia definía a su antecesor: "excelente persona y amigo, cuya trayectoria de hombre de bien y su buen hacer le depararon un prestigio prolongado durante toda su dilatada vida, afortunadamente con reconocimientos personal e institucional". Asimismo me refería de un encuentro que tuvimos los tres una tarde de invierno en el Colegio de Calatrava, ahora Casa de la Iglesia, y que en el claustro conserva un vítor de Jovellanos de cuando a fines del siglo XVIII visitó la institución para redactar un informe. Al final anotaba: "Comenzaba a notarse el cansancio" del director del coro que había sido recibido por los Emperadores del Japón en uno de sus múltiples viajes.
Escribí del admirado amigo en 'El Adelanto de Salamanca' y en 'Diario de Avila', menciones insuficientes para un valioso personaje que ya forma parte de la historia de Salamanca y que a mí me demostró que hay almas que conservan y aumentan la civilización, y por tanto son permanentes estímulos para obrar por la cultura hasta que Dios nos convoque a reunirnos con los antepasados en la eternidad.
Antonio Egea López (Secretario de la Junta Gestora de la Academia de Letras, Artes y Ciencias de Salamanca)