Pese a que lo olvidemos casi siempre, estamos de continuo ofrecidos al misterio del cosmos. Todo nuestro cuerpo gravita en el aire, salvo las plantas de los pies, ligadas con la tierra...
Pese a que lo olvidemos casi siempre, estamos de continuo ofrecidos al misterio del cosmos. Todo nuestro cuerpo gravita en el aire, salvo las plantas de los pies, ligadas con la tierra. Todo aquí está ofrecido a un espacio de luz: la sucesión hermosa de las montañas, los montes y los valles, los pueblos asentados en laderas clementes; y, más acá, los árboles en flor y los brotes poblados de las ramas con sus verdes tan nuevos. Como también nosotros estamos ofrecidos, aunque no lo sepamos, aunque no se nos vea, pues palpitamos y latimos en este cosmos unitario y hermoso... como muestran los cielos.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)
Montes, villas, y cielos de la Sierra de Francia, en una imagen vespertina desde Miranda del Castañar. / Web de Rosa Gómez: http://emotional-landscapes.com