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Un E-mail de A. P. Alencart, allá en su Salamanca
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DESDE COLOMBIA

Un E-mail de A. P. Alencart, allá en su Salamanca

Actualizado 04/04/2017

El destacado poeta y filósofo Jaime García Maffla comenta sobre la intensa labor cotidiana que despliega el poeta peruano-salmantino, colaborador de SALAMANCArtv AL DÍA

El E-Mail último que recibo el día 2 de abril, del poeta Alfredo Pérez Alencart, allá en su Salamanca, tras un intercambio de asuntos en mensajes que, durante el día, casi azarosamente fueron dándose, cruzándose, y atañían a lo obligado que cerca a la persona, entre la acción, la obediencia a la necesidad , los viajes, el mundo laboral y el afectivo de la divulgación de un trabajo mío que acerca de su obra en verso casi entera conseguí, tras en tiempo cercano a un semestre, y en fe de su valor y la lección ?aquél poético y ésta vital? de ser en el hacer, de un actuar hurtándose a la esencia de su sí para entregarse, reza: "Bueno, es la 1. 30 del día nuevo, y aquí pongo fin".

Final de un día para el inicio de otro, inicio de éste último entre las redes del que ha pasado, como una época de la historia pasa a otra sin solución de continuidad, me hizo ver el mundo por mano suya construido y preservado, aún dirigido para que alienten las palabras de toda poesía?

Lugares, nombres, cumplimientos en llamado que también son arduos desplazamientos, lazos que debe hacer continúen anudados, si en los linderos del mismo oficio suyo de crear para hacer creer: palabras y ciudades y eventos y ausencias, dados por su presencia. Esfuerzo y fluidez, peso y levedad. Suelo firme y fértil para que lo espiritual, el sentimiento y lo humano se preserven y muestren, o se consignen y así permanezcan vivos siempre. Preparación de libros suyos y envíos, pero edificación de un ámbito antes que ellos.

Varias cosas me digo, como que allí estaba él en una hora en la cual debía, sí y así sin estar en su mano o en su fuero, él mismo hurtarse, aún alienarse de su propia materia, para seguir, como diría Rainer María Rilke: "Cabalgar, cabalgar, cavar, a través del día, a través de la noche, y el ánimo se ha vuelto tan débil, la nostalgia tan grande?".

Círculo de la lámpara sobre la mesa; los objetos físicos e interiores, lo inmaterial al lado de todo lo tangible, su pluma, sus papeles, su ordenador que, sin poder permitirse la fatiga, debe por su ver y acompañar, o aceptar seguir todo recamo venido de cualquiera de los puntos de la Rosa de los Vientos.

Y con él ya profunda, decisivamente, este decirse del poeta colombiano Jorge Rojas: "Ahora no sé si seré el mismo, y llego con la sortija del compromiso empañada por el atardecer, después de haber cantado al crucificado y a la doncella sin mancha? Llego con mi acento de siempre templado en los más profundos hontanares de la sangre. Ya estoy de regreso de un largo y arduo ejercicio de la vida que siempre he asumido, con infinito amor, viril estoicismo, acendrada pureza y abnegada generosidad? Con el orgullo inmarchitable de no ser más que poeta".

Y pensé y sentí: aún es la noche en su mesa, cuando ya amanece entre su corazón.

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