"Ejercer la crìtica de una cultura enferma, aunque nada se consiguiera mediante la crìtica en sí, siempre me ha parecido un trabajo útil" (J. Franzen)
ENTRE PUENTES
LA CUESTIÓN DE LA CRÍTICA
A nadie se le oculta que la conciencia crítica pasa actualmente por un mal momento. Es verdad que son malos tiempos para la crítica, pero también porque muchas veces no se ha hecho bien, con escasa observación y demasiada seguridad. El peor enemigo de la crítica es la crítica mal realizada. El descredito de la tradicional figura de los intelectuales ha contribuido decisivamente a que disminuya el ejercicio de la crítica razonada. Pero también corren malos tiempos para la crítica, como para cualquier otra forma de negatividad teórica o practica ? trasgresión, revolución, desenmascaramiento, revelación, protesta etc., donde lo negativo ha sido culturalmente despotenciado. Puede que la crisis de la crítica no se deba a su escasez, sino a su presencia irrelevante y que su generalización termine por neutralizarla.
Todo esto nos obliga a pensar el modo de concebir y ejercer la crítica para que sea culturalmente efectiva, para que no se reduzca a una agitación sin consecuencias ni termine devorada por los debates establecidos. ¿Resulta posible todavía decir que no?
Otras épocas han tenido la gran suerte de contar con la posibilidad de participar en la lucha por sacar a la luz lo escondido, combatir la doble moral o la hipocresía desde la lógica revolucionaria, era posible criticar o/y desenmascarar; con mayor o menor fortuna. Hoy, en cambio, las opiniones críticas y las conductas asociadas, resultan algo normal, pues, ni revelan algo oculto, ni provocan o alteran. Es tremendamente difícil ser crítico, cuando todo el mundo quiere- es, precisamente, crítico, o sea ser creativo, distinto y original.
Los sistemas se hacen inmunes frente a la crítica asumiéndola. No hay nada mejor para neutralizar una rebelión desde el poder que ponerse de su parte. Quien se manifieste contra alguien ha de contar hoy con que los destinatarios de la protesta van a declararse solidarios con ella. Nuestra sociedad le debe su flexibilidad a los críticos, que ya no ponen nada en peligro; uno puede encontrase con personas que hablan en medios de comunicación, contra los medios de comunicación, rutinas que se presentan como rupturas de la tradición, protestas que únicamente satisfacen el gozo de la indignación.
La crítica social, - casi todas las criticas- están subvencionadas por instituciones que deberían temblar ante la crítica. Todos estos fenómenos tienen la misma estructura: la negación del sistema es introducida en el mismo sistema, que de este modo se hace inatacable. La discusión pública o mediática, aunque en ocasiones resulte tan virulenta, suele discurrir dentro de un marco que apenas discute. Los ejes están trazados de antemano y se acepta de una manera tan poco crítica como los conceptos de uso corriente, en muchos casos la teatralidad puede resultar hasta un vodevil de mala calidad. La opinión publica centra su atención en asuntos políticos que poco tiene que ver con una "contradicción"; temas banales, agitación superficial, oposición ritualizada. Es escasa aquella forma de crítica que examina las premisas públicamente aceptadas a partir de las cuales se describen los problemas? Decir lo que no se puede decir, alude al combate contra las dificultades que la realidad plantea a causa de su esquiva objetividad: lo que no se deja decir, lo difícil, lo inexplicable, lo oculto, lo misterioso, lo confuso, lo invisible cuestiones inaccesibles a la realidad critica por el conjunto de disposiciones que las condicionan. En este caso, lo que no se puede decir es lo incorrecto, lo prohibido, lo inconveniente, lo que incomoda, lo reprimido. Por todas estas circunstancias, la crítica resulta hoy tan exigente como difícil de realizar. Su eficacia critica tiene poco que ver con la radicalidad de sus formulaciones y mucho menos con el convencimiento por parte de quien la fórmula de estar poniendo en apuros al sistema criticado. Todo ello en unos momentos en que políticamente la solución de los problemas, pasa por el convencimiento de que no hay problemas.
La buena crítica explica un estado cuestionable de nuestra forma de vida. A esas advertencias les debemos las confrontaciones que agitan nuestro paisaje social y político? (Fin de la crítica? tu?).
Fermín González Salamancartvaldia.es blog taurinerias
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