Demandan "una legislación específica europea donde se establezcan límites a determinadas sustancias"
Los envases que contienen los alimentos son especialmente "delicados", tanto por el posible trasvase de sustancias del envase al alimento, como por sus posibles efectos contaminantes en el medioambiente (agua, aire y tierra).
Los envases que están en contacto de los alimentos son también susceptibles de producir efectos, no solo en la salud de los consumidores sino en el medioambiente. En concreto, OCU ha querido saber qué pasa con los envases de papel y cartón usados en alimentos, sobre todo en las empresas de Fast Food.
Para comprender la situación sirva este dato: de las 3.000 sustancias usadas para materiales que están en contacto con alimentos, sólo 320 están reguladas actualmente. Unos de los grupos de sustancias que genera más preocupación, tanto por sus efectos sobre la salud como en el medioambiente, es el de los compuestos fluorados.
Diversos organismos internacionales como el Parlamento Europeo o la OCDE han hecho recomendaciones para fijar límites y buscar otras alternativas no fluoradas.
Los PFAs, compuestos perfluorados, son un número de sustancias que por sus características se utilizan en multitud de usos industriales y también en materiales en contacto con alimentos, ya que repelen muy bien la grasa y el agua y por lo tanto evitan que los envases se "humedezcan" de agua y grasa y mantienen el alimento caliente y crujiente. En un reciente estudio OCU ha analizado envases de Fast Food y también otros como los de palomitas de microondas o de cines, ya que, en estos casos, el uso en caliente y con alimentos ricos en humedad y en grasa, favorece la migración hacia el alimento.
Los consumidores pueden estar expuestos a estas sustancias, tanto directamente por los alimentos en contacto con materiales de envasado, como indirectamente a través de agua, o al
imentos de origen marino, polvo doméstico, etc.
OCU, junto con otras organizaciones europeas, ha realizado un estudio sobre la presencia de PFAs en envases de comida rápida. El estudio se realizó en un total de 65 muestras en 5 países europeos, Bélgica, Italia, Portugal, Dinamarca y España. Comparativamente con los otros países del estudio los resultados en España en general fueron menos preocupantes.
Solo se encontraron niveles significativos de PFAs en 3 productos: dos bolsas de palomitas para microondas y un envase de cartón de patatas fritas. Los niveles detectados no eran excesivamente altos, y los compuestos más contaminantes y persistentes no se encontraron, pero sí que vemos que las mismas empresas tiene diferentes resultados en cada país, lo cual es síntoma de que hay poco control sobre la presencia de estos compuestos en los envases.
Para OCU, lo más alarmante es que "aún se desconocen los efectos de muchos de los PFAs en la salud y por lo tanto hace falta aún investigación para averiguar en qué medida afectan y cómo son de preocupantes sus efectos. Hay estudios que los relacionan con determinados tipos de cáncer". Son también "sospechosos" de producir otros efectos como disruptores endocrinos, alterando los niveles de estrógenos o de testosterona, o de ser inmunodepresores.
Desde OCU demandan "una legislación específica europea donde se establezcan límites a determinadas sustancias y se especifiquen cuales son aptas para estar en contacto con alimentos. Es necesario y urgente estudiar los efectos de estos compuestos, así como su interrelación con otras sustancias, y siguiendo el principio de precaución se debe regular de forma clara y segura para los consumidores las sustancias que pueden contener aquellos envases donde se almacena o se consumen alimentos".