No me llames extranjero, ni pienses de dónde vengo/mejor saber dónde vamos, adónde nos lleva el tiempo/ No me llames extranjero porque tu pan y tu fuego/calmen mi hambre y mi frío, y me cobije tu techo /No me llames extranjero, tu trigo es como mi trigo/ tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego/ y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño[i]. Así escribe Rafael Amor, el enorme poeta y cantautor argentino.
El pasado domingo, 26 de febrero, la Asamblea de Apoyo a Personas Migrantes de Salamanca convocó, junto a la Casa de las Conchas, una concentración ciudadana para exigir que España y Europa reciban a los refugiados con dignidad, a ello se comprometiron en nuestro nombre, el de todos y cada uno de nosotros, los mandatarios. Frente a la Casa de las Conchas apenas había 50 personas.
Si por "empatía" ? dicen cuando hablan a los niños y niñas de acoso escolar ? entendemos la capacidad de ponerse en el lugar del otro, hay que reconocer que tenemos muy poca empatía con la causa de los refugiados. Claro que desde nuestro gobierno tampoco animan mucho y los medios de comunicación sólo se refieren a ello generalmente con motivo de alguna nueva situación dramática. ¿Qué pasaría si le dedicaran a esta grave injusticia el mismo tiempo que a los casos de corrupción, a la vida privada de no pocos y pocas vividores y vividoras y no digamos al fútbol y sus "circunstancias"? Poca, muy poca empatía y la que existe es muy voluntariosa pero con escaso poder de convocatoria y de presión.
Solidaridad, pues tampoco demasiada, aunque a muchos se les llene la boca afirmado una y otra vez que los españoles, los salmantinos en este caso, somos muy solidarios, quizás porque decir lo contrario queda mal, a pesar de que todos sabemos que es mentira que un bulo repetido merezca ser verdad[ii] Yo me pregunto si un día, Dios no lo quiera, tenemos que salir de nuestro país y buscar asilo ¿Serán solidarios con nosotros? ¿Empatizarán con nuestra desgracia?
El Gobierno del Partido Popular se comprometió, en el acuerdo firmado entre los países europeo, a atender en dos años a 17.337 persona en demanda de refugio, pero desde finales de 2015 apenas han sido 1.100, es decir, algo más del 6%. ¡De vergüenza! Según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), si España mantiene este ritmo de acogida, va a necesitar 43 años para atender a todos.
Tras la caída del muro de Berlín - el último muro que derribo Europa - no cesamos de levantar otros si cabe más vergonzosos. Muros físicos de alambres y espinas, muros legales de requisitos y reglamentos, muros políticos de fronteras y vigilancia, muros ideológicos de discriminación y rechazo. Muros y muros que sólo una Sociedad Civil, organizada, fuerte, comprometida, activistas y militante podrá derribar, visto que los que mandan no parecen estar por la labor y las concentraciones, manifestaciones, entregas de firmas y variadas acciones de calle, así como los comunicados, manifiestos, testimonios, etc.; no son ya suficientes para que nuestros representantes sientan la más ligera presión social y se pongan manos a la obra. ¡Qué pueden hacer! Estando, como están demasiado ocupados ocultando o limpiando sus corrupciones internas, defendiendo derechos a decidir, por cierto nunca negados, o prestando declaración en tribunales de justicia.
Bueno no quiero calentarles ni calentarme más y como Rafael Amor es capaz de expresar con precisas y hermosas palabras lo que yo quería hoy decirles pues les dejo de nuevo con él: No me llames extranjero, mírame bien a los ojos/ mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo/ y verás que soy un hombre, no puedo ser extranjero.
Por cierto, mañana sábado 4 de marzo a las 12:00 en la Plaza Mayor, tenemos una nueva oportunidad de empatizar y solidarizarnos con la causa de los refugiados.
[i] https://www.youtube.com/watch?v=E1JZC6dJcX4
[ii] Es mentira. Joaquín Sabina. CD Yo, mí, me, conmigo
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