Lágrimas, lamentos y 'oraciones' han despedido al carnaval en Peñaranda este Miércoles de Ceniza con la tradicional celebración del Entierro de la Sardina. Una festividad encabezada por un cortejo fúnebre en el que las ya clásicas plañideras volvieron a mostrar su profundo dolor, entre llantos y profundos suspiros, por la muerte de los carnavales, encarnada en un ataúd presidido por las pocas raspas de la sardina, y todo ello acompasado por la letanía de un particular sacerdote a quien le arropaban cientos de personas, quienes desde primeras horas de la tarde ya se agolpaban en los alrededores de la Plaza de la Constitución.
Una celebración, que marca el inicio oficial de la cua
resma, que comenzaba con una breve procesión por las plazas para finalizar frente al Ayuntamiento donde, tras una sentida e irónica oración, comenzaba la quema del féretro. Un acto multitudinario que un año más estuvo amenizado por la música de la dulzaina Alborada.
Tras la quema del ataúd, las viudas y representantes del Ayuntamiento comenzaban el reparto de pan con sardinas, refrescos y limonada en los soportales de la Plaza de la Plaza de la Constitución, nuevo emplazamiento de este histórico acto debido a las obras que se están llevando a cabo en la plaza de España. Una suculenta forma de despedir al Carnaval e iniciar la cuenta atrás para que lleguen los del próximo año.