Claro que alegra el corazón el vino. Y lo ha alegrado siempre. Nuestras gentes antiguas bien lo saben. Y también las de hoy. ¿No veis cómo los racimos que custodian el órgano cordial tienen su forma? Este dintel serrano, en latín sentencioso, recoge una
Claro que alegra el corazón el vino. Y lo ha alegrado siempre. Nuestras gentes antiguas bien lo saben. Y también las de hoy. ¿No veis cómo los racimos que custodian el órgano cordial tienen su forma? Este dintel serrano, en latín sentencioso, recoge una ancestral sabiduría mediterránea, cuyas partes flanquean un emblema que es un canto a la vida, a ese vitalismo que las gentes serranas cultivan día a día, pese a tantos esfuerzos por salir adelante.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)