El lobo y la paloma

Lo cuenta así un medio de Salamanca

"El Consejo de Gobierno de la Junta dio luz verde, este jueves, al acuerdo de contratación, por importe de 1,1 millones de euros, del seguro de responsabilidad por los daños y perjuicios causados por el lobo al sur del río Duero. La vicepresidenta y portavoz, Rosa Valdeón, explicó que el objetivo es que el nuevo seguro se adjudique el próximo mes de mayo, y que los ganaderos reciban la indemnización en un plazo máximo de 15 días.

El nuevo seguro también supone una ampliación de la póliza actualmente vigente que, desde 2001, incluye también los daños provocados por las especies cinegéticas en las reservas regionales de caza, cotos de caza, zonas de caza controlados, refugios de fauna declarados por la Junta de Castilla y León y terrenos vedados propiedad de la Administración autonómica. En este último caso, según recoge Ical, el seguro entrará en vigor el 1 de enero de 2017, fecha en que finaliza la póliza actualmente en vigor.

El anuncio de la vicepresidenta coincide con las declaraciones que hace escasas semanas realizó el consejero de Agricultura y Ganadería, Juan Carlos Suárez-Quiñones, quien volvió a reiterar que la Junta trabaja en este momento, para que la indemnización incluya no sólo el valor económico del animal, sino también el lucro cesante.

El nuevo seguro se une a las acciones de control que está llevando a cabo también la Junta tanto en Ávila, como en Salamanca, donde, por el momento, hay autorizada la caza de dos lobos en la zona del Abadengo, aunque se va a solicitar la batida de un tercer ejemplar en la comarca de Topas-Valdelosa".

A la paloma, le pasa igual que al lobo, se trata también de una especie protegida. Y la paloma, como pasa con el lobo, también causa daños y perjuicios; la paloma no mata físicamente, pero a disgustos a todos los vecinos, que se ven afectados por su presencia permanente, por los efectos de la acumulación de sus excrementos en los tejados, que impiden que fluya el agua de lluvia con presteza, y por los gastos que ocasionan en la reparación por sus fechorías, y en las medidas preventivas, a que se ven obligados los vecinos para conseguir ahuyentarlas. A pesar de sus intentos, hasta el momento, no han conseguido minimizar el problema, y permanecen ahí tan campantes, ocupando tejados y solanas.

Esta denuncia persistente no parece preocupar al organismo competente de la Junta de Castilla y León, pues ni toma medidas ni presta oídos a las demandas de los cuitados ciudadanos, como ya las ha emprendido con la voracidad del lobo.

¿O las ha tomado ya, y no nos hemos percatado? Hasta ayer, no, porque tuvimos que subir al tejado para desatascar los canales y evitar las goteras.