Cazadores y pescadores, y desequilibrados

Un año más y con este? ?ya he perdido la cuenta? son muchos años ofreciendo a cazadores y pescadores la actualidad informativa más relevante en torno a ambas actividades. En esta cita de cada mes con SALAMANCA AL DÍA, he querido reflejar la importancia de estos colectivos en la sociedad y el papel imprescindible que juegan para la conservación del medio ambiente; porque ambas prácticas van mucho más allá de lo que pueda considerarse un deporte, un significado ajeno para la mayoría de sus aficionados.

Como buena parte de los que disfrutamos de estas aficiones, la única competición que practicamos la mantenemos con nosotros mismos como afán de superación, de querer entender lo que el campo y los ríos nos esconden en cada jornada, a cada instante; de sentirnos parte de la naturaleza, de compartir sensaciones y emociones con quienes disfrutan como nosotros.

Ese es el verdadero significado de la caza y la pesca, algo imperceptible para el resto pero que en sí encierra la esencia del por qué nos levantamos a las cinco de la madrugada, caigan chuscos o tengamos un sol abrasador, para acercarnos hasta un río; o hagamos 400 kilómetros para ir a una montería. Tampoco nos podemos engañar y olvidar que muchos cazadores hacen de sus jornadas una absurda competición que les deja en evidencia para con el resto, por lo que afortunadamente cada vez son menos; todo lo contrario que sucede entre pescadores, pues resulta extraña la rivalidad fuera de los llena neveras, que también los hay.

La caza y la pesca son otra forma de vivir, de entender nuestra presencia como una parte de la naturaleza, respetando sus reglas sin intentar dominarla; la mayoría de las veces ayudándola en pequeñas cosas, pero también en otras importantes para tratar de dejarla de la misma manera que permaneció durante siglos; un legado que estamos obligados a entregar a nuestros hijos como herederos de un patrimonio común, y a ser posible, mejor del que hemos recibido. La llegada de un nuevo año, de una nueva temporada, es sinónimo de esperanzas renovadas, aunque cazadores y pescadores no tengamos demasiados motivos para estar alegres, sobre todo tras los últimos acontecimientos, unos hechos propios de personas desequilibradas que pueden ser cazadores o no, aunque esta vez nos haya tocado. Pero recuerden, eso no es la caza.

Lo sucedido hace unas semanas en un coto de caza en Cataluña nada tiene que ver con la caza que practican millones de españoles y de europeos, y sí con personas desequilibradas que deberían estar en otro lugar y no en la calle. Desafortunadamente, como decimos los cazadores, no se le pueden poner puertas al campo.