El museo etnográfico Eloy Rodero reúne cientos de aperos y herramientas elaborados en madera de encina, fiel testimonio del duro trabajo que en siglos pasados se desarrollaba en el campo
Atrás quedaron los tiempos en los que las mulas tiraban de los aperos. Las máquinas han acabado de un plumazo con técnicas de labranza que llevaban siglos utilizándose. Los modernos tractores han dejado anticuados y con la única utilidad de ser expuestos en la pared de un museo los antiguos aperos de labranza construidos en madera. Hay un lugar en la comarca de Las Villas en el que estas antiguas tradiciones siguen muy presentes, situado en El Campo de Peñaranda. En una de las calles que nacen en la plaza en la que se sitúa la Iglesia de la Asunción, se encuentra el museo etnográfico Eloy Rodero. En sus paredes reúne cientos de aperos y herramientas elaborados por este vecino de la localidad, ya fallecido.
En el solar del antiguo sindicato agrario se asienta este museo, inaugurado en agosto del año 2011 con motivo de la Semana Cultural celebrada en el municipio. Yugos, balanzas, trillos, burros de madera, mazas, albarcas y fuelles son algunos de los elementos que pueden encontrarse en este lugar. La mayoría de lo expuesto fue realizado manualmente por Eloy Rodero, que trabajaba la madera hasta conseguir elaborar aperos, herramientas e incluso juguetes, como un burro. La madera de encina era el material elegido por Rodero para sus creaciones, que aprendió a confeccionar durante sus años de trabajo en el campo.
Hecho a mano
El recuerdo hacia el artesano está especialmente presente sobre una estantería, también de madera, en la que se encuentran varias fotografías en las que aparece junto a sus creaciones. En una de ellas se le puede ver delante de una de las paredes de su casa, en la que tiene colgadas decenas de herramientas. El visitante podrá comprobar que la disposición de los elementos en la fotografía es prácticamente igual a la que tienen en el actual museo. Según explica Luis Pinto, alcalde de El Campo de Peñaranda, quisieron mantener la colocación que había decidido Eloy Rodero, por lo que usaron las fotografías para disponer en el museo los objetos de la misma forma en la que se encontraban en la casa del artesano. Además, han colocado sobre un banco de madera las herramientas que Rodero usaba para elaborar los aperos, junto a unos botes llenos de legumbres y productos típicos de la comarca.
A los 81 años, Eloy Rodero respondía a las preguntas de Fernando Peón, que escribió un extenso artículo sobre su obra. Este texto puede ser hoy leído en el museo, donde se encuentra expuesto. Peón describía al artesano como "un veterano aperador con una gran lucidez y una notable memoria a la hora de narrar los usos y costumbres del campo en los tiempos de su niñez y juventud". Además de en el Campo de Peñaranda, vivió en fincas cercanas a Poveda, Villar, Pedraza y Riolobos. Enseñó su casa a Fernando Peón, quien explica en el artículo que la luz arrojada por una curiosa lámpara, también expuesta en el museo, elaborada con una viña sobre la que se sujetaban unas bombillas, permitía contemplar "un indescriptible panorama que nos transporta al siglo pasado". 250 arados y más de 200 yugos se esparcían por el sueño de la estancia, además de incontables artilugios elaborados en madera de encina.
Apuesta del Ayuntamiento
El empeño del Ayuntamiento y la ayuda de una subvención consiguieron convertir el local en ruinas del sindicato agrario en un testimonio de la forma de vida de nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Siglos de sacrificio y trabajo de sol a sol pueden ser contemplados de primera mano en este museo, que despierta la curiosidad de los jóvenes y abre un torrente de recuerdos en la mente de los mayores. Los visitantes, algunos de ellos vecinos que aún no conocían el museo, se maravillan con la gran cantidad de elementos expuestos y aprecian el inmenso trabajo y dedicación que debió reunir Eloy Rodero para llevarlo a cabo, aunque no todo fue elaborado por él. A la exposición se han ido sumando elementos que los miembros de la Corporación y vecinos han ido encontrando y han considerado que podrían completar la muestra. Algunas de estas incorporaciones son el instrumento que se usaba para tallar a quienes debían cumplir el servicio militar y una maqueta de la iglesia del municipio.