Seis becerras muy en tipo, idénticas que parecían todas del mismo padre, con las virtudes y las complicaciones propias de un encaste que no admite titubeos
La ganadería de Iruelo está ligada indefectiblemente a la historia del Bolsín Taurino Mirobrigense. Corría el año 2006 justo en el cual cumplían las Bodas de Oro, cincuenta años de su creación, y el acontecimiento merecía unos fastos extraordinarios. Se organizaron todo tipo de actos culturales; charlas, coloquios y exposiciones, aunque la idea estrella, el antes y el después, fue la de celebrar la gran final en la Plaza Mayor de nuestra ciudad, en el palenque rectangular que artesanalmente se construye con motivo del Carnaval del Toro. Aquel atrevimiento generó mucha expectación, también algunas desavenencias con los comerciantes de la zona por el trastorno, que a su entender, les suponía para sus negocios el montar los 'tablaos' una semana antes de lo habitual.
Finalmente se tiró para adelante con un resultado efímero y exitoso tanto por la respuesta del público como por la repercusión mediática, pero sobre todas las cosas por la singular belleza de un marco incomparable. En aquella ocasión como en esta cuarta prueba la ganadería escogida fue y ha sido la de Iruelo, encaste Santa Coloma, línea Buendía. Seis becerras muy en tipo, idénticas que parecían todas del mismo padre, con las virtudes y las complicaciones propias de un encaste que no admite titubeos y muy agradecido si se les hacen las cosas bien. Entretenido, exigente e interesante el tentadero con esa cualidad tan especial de la humillación y el ritmo templado de sus embestidas.
De un tiempo a esta parte parece que Badajoz ha encontrado un filón con sus toreros. Cuatro máximas figuras en el escalafón de matadores son el espejo e inspiración de los chavales que empiezan y que allí donde van dejan la el nombre de la escuela y de la tierra a un gran nivel. Los tres pacenses, Ismael Jiménez, Carlos Domínguez y Antonio Pintiado han protagonizado lo mejor de la cuarta prueba. Cada uno en su concepto bajo el denominador común de la calidad, variedad y las ganas de ser, se ganan por méritos propios pasar a la siguiente prueba y colocarse entre los favoritos. Un alumno de la escuela de Salamanca, el peñarandino Rubén Blázquez entendió muy bien a la becerra en varias tandas con temple y mando. Prospera adecuadamente este chaval en lo que es su segundo año de Bolsín. Del resto destacar el esfuerzo realizado sobre un piso plaza imposible por embarrado.
En la festividad de Santa Águeda, no puedo menos de mencionar a las madres de los toreros. Las grandes olvidadas de este lobby taurino. Sufridoras madres, enfermeras, lavanderas, psicólogas, enfermeras, cocineras y tantas cosas más que no hay apoderado, ni mozo de espadas, ni miembro alguno de la cuadrilla que les pueda hacer sombra en cuanto a atenciones, cuidados y desvelos. Por eso hoy más que nunca puedo y debo decir: Vivan las madres que los parieron. He dicho.