Es una creencia casi general, entre los grandes pensadores de nuestros días, que la religión adquirirá tanto mayor ascendiente cuanto más se difunda la filosofía. Nicomedes Martín Mateos, El Espiritualismo
Si a finales de diciembre los salmantinos recordamos a Miguel de Unamuno, a primeros de año deberíamos recordar al pensador bejarano, hoy poco conocido, don Nicomedes Martín Mateos (1806 ? 1890). En nuestras páginas intentamos buscar la verdad en el silencio, navegando entre Atenas y Jerusalén, camino necesario para tomar altura y profundidad. La verdad del silencio comienza por los caminos del asombro, dejándose sorprender por la existencia. Ese asombro se despierta desde la razón poética, una mirada honda y raíz de lo auténtico, cuna del arte, de la ciencia, de la religión, de la gratuidad y origen de la verdadera filosofía como nos desvelara Platón. Para don Nicomedes, Platón y la religión católica, era parte de la esencia de su pensamiento, casi desde sus primeros escritos. En su obra La Tolerancia, destacaba la importancia de la religión en el partido progresista, importancia que le dieron los padres de la Constitución de 1812, subrayando que se estaban apoderando de ella los grupos ultramontanos encabezados por Donoso Cortés. La importancia de la religión y el pensamiento cristiano será la clave de su filosofía, a pesar de militar en el partido progresista, queriendo armonizar ambas en una síntesis en base al pensamiento de Platón y el espiritualismo de Bordas Demoulin, pero con fuertes matices propios en base a los místicos españoles. Será uno de los precursores de la filosofía española, junto Gumersindo Laverde Ruiz, Francisco de Paula Canalejas, Juan Valera, Ceferino González, entre otros.
En los primeros días de enero del año 1922, Béjar en Madrid dedicaba un número extraordinario a don Nicomedes Martín Mateos Pozo, en las páginas del periódico se va deslizando la idea que se estaba olvidando en su ciudad natal su importante impronta como pensador y hombre de la cultura del siglo XIX. En el homenaje participará un biznieto Jerónimo Fernández Illán, y uno de sus nietos, Nicomedes Martín Mateos García, pensador y periodista promotor de diferentes periódicos. Podemos destacar entre otros, Patria y Letras en Madrid y El Templario, el primer periódico Berciano, creado a principios de 1924, que se presentaba como un semanario ilustrado de cultura del Bierzo y de Laciana. Su importancia cultural en Ponferrada queda reflejada en la dedicatoria de una calle al nieto del ilustre pensador. Pero destaca la revista, Patria y Letras (1902 ? 1903), que tiene sus orígenes en la ciudad de Béjar, en un periódico fundado con el mismo nombre por José María Blázquez, con una tirada quinquenal y defendía una ideología anarquista, y tendría su continuación en La Dinamita. El nieto del pensador que había colaborado de forma muy estrecha con José María Blázquez, continuará con Patria y Letras (1908 ? 1910) en la ciudad de Madrid, siendo su director y propietario, convirtiéndose en una revista de ciencias y arte, historia, literatura, industria y comercio.
El pensador espiritualista había dedicado una de sus últimas obras a sus nietos, publicándose en el periódico republicano-federal de Béjar La Locomotora. El director, Fernando Aguilar y Álvarez, amigo personal de don Nicomedes, le anima a publicar algunos artículos en el periódico, siendo el escritor estrella, a pesar que estaba publicando en la prestigiosa Revista de España. "Consideraciones morales a mis nietos", será el primer artículo publicado, al que le siguen otros como, el "Discurso leído en el Teatro de Béjar en la festividad del Centenario de Calderón"; "El ruiseñor de la Fuente Honda"; "El ruiseñor de los huertos"; "Ni Dios, ni amo" y "Vida y muerte de Sócrates".
En el texto que dedica a sus nietos, comenta que no quieren que vivan dormidos y para ello deberán ir tras la verdad. Les subraya que la vida es corta, pero pueden ascender hacia lo absoluto, hacia Dios y con la fe tener una perspectiva diferente del tiempo, de vida, de la realidad y de la propia existencia. Es necesario después de haber conocido la verdad por la razón, tatar de sentirla desde la fe en el sentimiento del corazón. Es el corazón el que siente a Dios y no la razón insistía. Gran parte de sus consideraciones morales, están dedicadas a la oración, base de la verdad y del principio del uso del tiempo. Les recomendaba leer a Lamartine, que defendía que estudio de la oración es el comercio de nuestra alma con el creador. Sólo mi corazón es el que habla en el silencio. Sobre los rayos del crepúsculo, sobre las alas del viento, mi inteligencia se remonta a Dios como un vivo perfume. Todo el sentido de la vida se asienta en la búsqueda de Dios, sin Dios la vida es un buque en alta mar, sin áncora cuando se detiene, sin brújula cuando marcha. La religión conduce al hombre hacia dentro de sí, base de la vida religiosa, pero también del pensamiento, recordando a Sócrates en la máxima "conócete a ti mismo".
Don Nicomedes, tendrá siete nietos, con los que paseaba de forma habitual por los caminos bejaranos, retiro necesario para su pensamiento y meditaciones. Mientras los niños jugaban a la pelota, el seguía en su estudio y sus lecturas, siendo un lugar privilegiado la ermita de Santa María de la Fuente Honda. Lugar de refugio y soledad que le inspira una de sus obras, "El ruiseñor de la Fuente Honda".
Su hija Petra Cecilia, nacida en Peñaranda en 1837, se casará con Jerónimo Fernández Alonso, notario de la ciudad bejarana. De su matrimonio tendrán dos hijos, Eduardo y María de la Encarnación Fernández Martín Mateos. Su hijo Francisco, nacido en Béjar en 1840, será fuente de muchos de sus disgustos. Estudiará en la Escuela Industrial de Béjar y después realizará notarías que comienza en la Universidad de Valladolid, trabajará como funcionario en diferentes puestos en Hacienda terminando su carrera como guarda almacén en Ávila, intentará poner algún negocio textil en Burgos y Béjar que fracasará y terminará como Notario en Fuentes de Béjar y Candelario. Francisco Martín Mateos, estaba casado con María de la Concepción García Castaño, mujer sin estudios y con la que tendrá cinco hijos, posiblemente los más queridos de don Nicomedes: Carmen, Luis, Nicomedes, Gerardo, Manuel y Matilde Martín Mateos García.
Don Nicomedes, dejará algo más que sus consideraciones morales a sus nietos, a pesar de dificultades económicas de la familia por diferentes problemas económicos y personales, era un importante industrial textil bejarano. No sólo él, también sus cuñados Bonifacio Rodríguez y Vicente Ferrer Vidal, al igual que sus primos Juan y Manuel Martín Mateos, pero esa es otra historia. Don Nicomedes enviudará de su primera esposa doña Celedonia Hernández Bueno y se casará en segundas nupcias con doña Cipriana Sánchez Cerrudo, formando una nueva familia, de la que no tendrá hijos. Su nueva esposa era fabricante de lanas, mucho más joven que él, casi de la edad de su hija, que aportará un hijo natural al nuevo matrimonio, don Benito Jesús Sánchez Cerrudo, que estudiará la carrera eclesiástica en Plasencia. Don Nicomedes fallecerá el día 7 de enero a las 14 h. en su casa de la calle Pardiñas nº 78, a consecuencia de enfisema pulmonar. En su lecho de muerte realiza una autentica declaración de fe, sometiendo su razón y confesando cada uno de sus dogmas, Concilios y Encíclicas de los Pontífices, declarando una inclinación especial por el vicario que rige la Iglesia, el papa León XIII. Comentaba en uno de sus artículos en el periódico La Esperanza, que religión y filosofía se encuentran a cierta altura, aunque no hayan subido por las mismas sendas, recordando que nunca se enseñó en España la teología, sin el previo estudio de la filosofía.
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