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Tres poemas navideños del portugués António Salvado
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TRADUCIDOS POR A. P. ALENCART

Tres poemas navideños del portugués António Salvado

Actualizado 24/12/2016

Fueron leídos en el XIII Encuentro 'Los poetas y Dios', celebrado recientemente en la localidad leonesa de Toral de los Guzmanes

Uno de los más notables poetas lusitanos de nuestro tiempo, António Salvado vive en la ciudad de Castelo Branco y mantiene estrechos vínculos con los poetas salmantinos y de Castilla y León. Aquí los tres poemas suyos que recientemente vertí al castellano y que fueron leídos, al alimón, durante el XIII Encuentro 'Los poetas y Dios', en Toral de los Guzmanes (A. P. A.)

Fotografías de Pablo Rodríguez y Jacqueline Alencar

TU LLEGADA ESPERO?

Tu llegada espero. Y nunca faltas.

Y allá vienes sonriente frente la tiniebla

que nubla nuestros ojos. Dices: "Traigo

una esperanza, más que una promesa

que tú bien harás en aceptar".

Llegas a cada hora, en cada día

y en cada año, y siempre el mismo mensaje:

"Confórmate en la esperanza siempre viva

y en la sacral ternura de la promesa".

Y naces para decir que renazcamos

limpiando nuestra vida de cegueras?

En mí, Señor, yo siento Tu llama

y te acojo para que nazcas en mi pecho.

Tres poemas navideños del portugués António Salvado | Imagen 1

Alencart leyendo sus traducciones

A DIARIO NACES?

A diario naces a mi lado

y al amparo que por siempre,

dispuesto, me prometes otro tiempo,

un tiempo de ternura y amistad.

Fascinado, oyendo tu Voz,

siento que crece en mí un ardiente fuego

y, cuando tu calor entra en mis ojos,

mas me penetra el vientre aquel fuego.

Y ardo permanentemente confiado,

cogiendo las manos de toda la gente,

ante tu compañía hecha llamada

con llamaradas tales que todo me nutren.

Tres poemas navideños del portugués António Salvado | Imagen 2

Salvado y Alencart en Toral (atrás Sagüillo y Losada)

SIGUIENDO LA ESTRELLA?

Siguiendo la estrella, yo también llegué

a este establo donde Tú naciste

y, como los pastores, un similar asombro

nos dominó, Señor. ¿Por qué Belén?

Y Tú, Rey y Señor del Universo,

¿por qué esta tan cálida humildad

te cubre en gélido pesebre,

con sencillos animales como abrigo?

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