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Qué entendemos por Populismos?
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Qué entendemos por Populismos?

Actualizado 13/12/2016
Miguel Ángel Perfecto

Llevamos bastante tiempo hablando en España y en todo el mundo sobre el fenómeno del Populismo, se comenta que la política del próximo presidente de Estados Unidos es populista, que Marine Le Pen representa el populismo antieuropeista, que el populismo español se llama Podemos, etc.

Al hablar del populismo desde el punto de vista político en realidad nos estamos refiriendo a cosas diferentes, por un lado, tenemos el populismo como acción política, y por otro lado, hablamos de un modelo de movimiento socio-político populista que suele surgir con ocasión de una fractura social y una crisis económica aguda que pone en cuestión todo el sistema político existente y propugna su derogación en aras del Pueblo.

El populismo en la acción política se resume en una política demagógica, es decir, una manera de hacer política que consiste en ofrecer a los ciudadanos todo lo que piden, independientemente de si es posible llevarlo a cabo. Esta manera de hacer política es desgraciadamente ampliamente utilizada por los partidos políticos de derecha o de izquierda según estén en el Gobierno o la oposición sobre todo en momentos electorales.

Claro que una vez concluidas las elecciones suele funcionar " donde dije digo, digo Diego", las promesas electorales se suelen olvidar en el cubo de la Historia, hasta que más adelante algún periodista las rescate de la hemeroteca.

En este sentido, el populismo o la demagogia política lo que suele engendrar es una desconfianza hacia las promesas de los políticos ya que no suelen cumplirse y un debilitamiento del sistema democrático. Esta acción populista es en parte lo que ha llevado a la victoria a Trump con promesas imposibles de cumplir hacia todos los sectores golpeados por la crisis económica en Estados Unidos (obreros industriales, agricultores, clases medias etc), lo que hizo que los británicos votaran la salida de la Unión Europea ante las promesas de un mañana mejor o en el caso español, las palabras de los secesionistas catalanes ofreciendo el Cielo en la tierra para los catalanes si se lleva a cabo la independencia de Cataluña.

Por otra parte, tenemos otro concepto de populismo como movimiento socio-político en torno a un líder carísmático que rechaza el concepto de Derecha e Izquierda y que apela directamente al Pueblo concebido como una unidad indivisible y del que se presenta como único y genuino representante. Este movimiento socio-político se manifiesta como Antisistema, en contra de las Élites, la Casta o los de Arriba. Sus métodos de lucha utilizan tanto la calle, apelando a la ira ciudadana, como las propias instituciones con el fin de descalificar el sistema de partidos tradicional y las propias leyes con el fin de construir un nuevo orden político diferente.

Entre sus tácticas más destacadas están la denuncia de la falta de democratización del Sistema político y la corrupción de los demás partidos y organizaciones sociales no adeptas frente a su imagén de pureza angelical-el Pueblo es bueno por naturaleza, las perversas son las élites gobernantes- y la utilización de las redes sociales y los medios de comunicación como un elemento fundamental de acción política adoctrinadora.

En este sentido no hay que olvidar la estupenda utilización de los medios de comunicación argentinos por Perón y Evita en Argentina y la censura a los medios hostiles con el fin de dividir a los argentinos entre aquellos que seguían al líder máximo Perón y los imperialistas y capitalistas que se oponían. En general, se puede afirmar que el populismo genera una dualización social: el Pueblo frente a la Casta y en este sentido es poco democrático porque no tiene en cuenta la pluralidad social.

El movimiento sociopolítico populista es profundamente nacionalista y por lo tanto contrario a cualquier tipo de globalización o cesión de soberanía nacional por eso su desconfianza hacia la Unión Europea. Dentro el populismo antisistema encontramos partidos de extrema derecha en Austria, Suiza, Francia, Dinamarca, etc y partidos de izquierda como Syriza en Grecia o Podemos en España. Los partidos populistas mantienen, incluso los de extrema derecha, un discurso anticapitalista e igualitario capaz de seducir a las clases sociales más desfavorecidas, al mismo tiempo que suelen dar seguridades a las clases medias y altas de que no se llevará a cabo una política exclusiva para la clase obrera. En resumen, los populistas plantean programas de izquierda cuando se dirigen a la clase obrera y programas más a la derecha si hablan con las clases medias. Eso explica por qué en un mismo movimiento sociopolítico populista, el caso de Podemos, por ejemplo, pueden convivir sectores anticapitalistas, junto a sectores moderados que defienden a las clases medias. Una última precisión importante, el populismo actual, ni siquiera el de extrema derecha, tiene nada que ver con el fascismo de los años 30, si bien es producto de la crisis institucional y económica que golpea a Europa. Por eso la identificación del populismo con el fascismo es manifiestamente errónea.

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